Deja de leer libros sobre cómo cambiarlo, y ponte a escribir uno sobre ello. O mejor aún, anota cuidadosamente la lista de tareas para cambiarlo, y empieza por el principio.
Cada mañana, antes de contectarte, repasa tu plan. Cada tarde, antes de desconectar, repasa tu plan.
No leas más periódicos, no oigas más la radio, no veas más la tele. Siéntate con lápiz y papel. Coge el teléfono y haz la llamada que llevas tiempo posponiendo.
Desconecta el móvil, Internet, el correo. Desconéctalo todo. Y analiza francamente si estás haciendo lo que quieres hacer, o estás haciendo lo que te hace olvidar aquello que deberías estar haciendo.
No montes una nueva reunión sin terminarla fijando tareas, fechas y responsables ni comenzarla revisando la lista de tareas fijada en la reunión anterior.
Deja de seguir la agenda de los otros. Diles que no a tus clientes, y que les llamarás más tarde. Y luego diles que sí, pero a su tiempo, para que vean que estás ocupado cambiando el mundo.
Deja de navegar por la Red, cierra el lector de RSSs, y ¡escribe ese maldito post!
¿No me has oído? Deja de leer esto ahora mismo, y ponte a lo tuyo.
No sigas leyendo libros cuando lo que tienes que hacer es escribir el tuyo propio. Leer libros es importante, pero no cuando el mundo requiere nuestra acción.
Incumple la regla anterior, y no dejes de leer los
artículos de Berto Pena sobre productividad. Puedes empezar
por éste.
Levántate pronto, y sigue una rutina. Pero acostúmbrate a cambiar cosas. Haz algo diferente hoy. Cambia la orientación de tu cama. Cambia el trayecto que sigues habitualmente para ir a trabajar. Empieza a perder los kilos que te sobran. Haz deporte. Sigue haciendo deporte (si lo normal era parar a las pocas semanas). Dona a la Cruz Roja.
No asistas a eventos sin ton ni son. Si en tu plan has decidido asistir a uno, cumple la tarea y el objetivo de la misma (¿un contacto, una charla concreta?). Pero no malgastes el tiempo escuchando a otros hablar de sus revoluciones, ni mareando la perdiz en discusiones inútiles sobre aquello que no te incumbe. Cállate y prepara tu propia revolución. Si hablas, hazlo únicamente para reclutar gente para tu causa.
Empieza a escribir un diario (privado), y escribe cada día una cosa que sucederá cuando el mundo haya cambiado.
No salgas de compras otra vez. Deja de invertir en los preparativos, y arranca ya. Tienes todo lo que te hace falta para empezar a cambiar HOY el mundo que te rodea.
No sigas fantaseando sobre lo que podrías hacer y no haces. Si realmente quieres hacerlo, ponte en camino. Cada día que pasa sin tomar una decisión, gastas la energía que deberías estar invirtiendo en cambiar el mundo.
Y no digas nunca "eso ya se me había ocurrido a mí". Tu energía debe estar encaminada a cambiar el mundo, no a reprocharte que tú no lo cambias. ¿O es que además de no cambiar el mundo, quieres también evitar que otros lo hagan?
Y si por ahora, decides no hacer nada, descansa y recupera fuerzas para cuando estés dispuesto a empezar.
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