He rellenado esta hoja en blanco sin idea previa del tema a desarrollar. Quería escribir algo ahora. Lo he hecho en parte para ensayar. El problema al que nos enfrentamos es la práctica, o más bien, la falta de práctica.
Cada día, deberíamos por lo menos rellenar una hoja en blanco. Sobre lo que sea, como sea: mapa mental, guión de transparencias, frases grandilocuentes de motivación, puntos a destacar en un post, ideas para nuestra próxima reunión con el cliente, lista de tareas.
Nos cuesta cada vez más hilar pensamientos con un ordenador delante, esa gran fuente de continuas interrupciones vía Internet.
Paul Graham explicaba que tenía un ordenador conectado, y otro sin conexión, y para trabajar (es programador, además de un magnífico ensayista) usaba este último. Y sólo se cambiaba al primero, durante intervalos limitados de tiempo.
A estas alturas de la película, es más recomendable que nunca cambiar de ubicación, y pensar con lápiz y papel. Enfrentarnos a la hoja en blanco, con nuestra presión y su promesa.
La hoja en blanco está ahí, tentando con su vacío. La mejor herramienta a nuestro alcance para
cambiar el mundo. Todo lo demás es decoración
a posteriori.
Textura de Chrysti
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