La columna de ayer de Raúl del Pozo en El Mundo no tiene desperdicio. Raúl del Pozo es un escritor del que sólo conozco su faceta de columnista. Y me hipnotiza. Es un cabrón con pintas que gusta de leer
los piropos que le dirigen en la Red. Un tahúr audaz y afinado que sobresale con su prosa requemada, y por no juntar dos frases sin despeinarse. Seré siempre un eterno agradecido a del Pozo, especialmente por no hacer de su catecismo particular, religión universal.
Destaco un par de frases, y dejo el artículo completo en los comentarios, porque es de pago, y no es justo.
Los periódicos llegaban a mi casa entre pájaros y ladridos hasta que hace unos años empezó a oscurecerse la Galaxia Gutenberg y me hipnoticé en los iconos de la web, los insultos que cada día me dedican los internautas, la posibilidad de saber inmediatamente el nombre del asesino de Prim, de comprobar si me había tocado la lotería, de seguir en directo el Open de Augusta o de recordar a cuántos hombres mató Billy 'el Niño', sin contar los mexicanos.[...]
Gracias a la infinita hemeroteca sin periódicos, a la gratuita biblioteca del universo, puedo prescindir de los canónigos del conocimiento y soy uno más en Internet, un periódico planetario, sin censura, sin educación y sin ortografía, un mundo salvaje y puro, una nueva Ilustración.[...]
Para empezar a funcionar necesito entrar en el pequeño cine de mi ordenador, visitar los digitales y trabajar en una redacción de 100 millones de periodistas libres como gavilanes.
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