Según nos vamos sumergiendo en los festivales de redes sociales que proliferan, es cada vez más frecuente recibir solicitudes de amistad de gente que no conocemos, ni física, ni apenas virtualmente. Nos "han visto", nos "han leído", somos amigos de sus amigos y deciden invitarnos a formar parte de su red. Se convierten, si les dejamos, en
falsos amigos online.
Un
reciente estudio demuestra que nos fiamos más de las recomendaciones personales de personas que conocemos, que de bloggers desconocidos. No debe sorprendernos porque los bloggers conocidos-pero-desconocidos empiezan a ser legión y forman parte ya de un ecosistema no tan lejano de los medios tradicionales.
Si sumamos a estos bloggers, los falsos "amigos online", no es de extrañar que las recomendaciones de compra no sean tan efectivas como se pretende.
Sin embargo, cuidar y mantener relaciones con gente que conocemos, aunque sea tenuemente -un contacto, un evento, una comida- es mucho más efectivo a la hora de expandir nuestro círculo de confianza-influencia.
Estos vínculos débiles nos abren puertas, nos recomiendan para puestos de trabajo, nos ayudan a decidir una compra, a conseguir una venta, ... valen su peso en oro. Salgamos a la calle, y comencemos a escuchar y dar cariño a la gente. Aprovechemos estas herramientas de productividad social para mantener la llama viva, sino intacta, y nuestro capital social se irá incrementando junto a nuestro poder de persuasión.
La explicación científica la desarrolló hace 35 años, Mark Granovetter en su estudio "la fuerza de los vínculos débiles" (pdf).
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