Cuenta José de la Peña, director de relaciones corporativas territoriales de Telefónica, que durante la Guerra Civil, el edificio de Telefónica (inaugurado en 1929, sito en Gran Vía, 28) fue usado por la República como puesto de observación, pues en aquel entonces se trataba de la cota más elevada de la capital.
Desde allí se divisaban los movimientos de tropas en todas las demarcaciones próximas a la capital, y por eso mismo, se convirtió rápidamente en objetivo de los cañones de Franco. Después de los primeros bombardeos, se cuenta que la Embajada Americana se puso en contacto con las tropas nacionales, recordándoles que el edificio era propiedad americana (ya que en aquel entonces, la ITT de Nueva York era el principal accionista de la CTNE).
Parece que esa llamada salvó al primer rascacielos de Madrid (todavía hoy uno de los más emblemáticos edificios de la capital), de su completa destrucción.
Las fotos de arriba (tomadas desde un móvil, pinchando en ellas se puede agrandar la imagen) no hacen justicia a la realidad, pero dejan entrever.
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