Me he sentido tan identificado con Luis Villa en
este post, que no puedo menos que pregonarlo a los cuatro googles, porque además, ha hecho un trabajo de documentación para quitarse el sombrero ese que todos llevamos en la cabeza.
Hace algunos meses creí que sería buena idea suscribirme al boletín de ofertas de eDreams. De vez en cuando, una búsqueda fortuita nos lleva por derroteros que terminan en viaje feliz, y doblemente feliz al ser comprado barato (como decía la canción). Así que desde hace esos mismos meses recibo inevitables bombardeos con grandes titulares en mi correo, anunciándome ofertas que parecían mentira, pero que no debían de serlo, puesto que figuraban en un boletín de una empresa seria y consciente de lo fácil que es darse de baja de un newsletter (cuando lo es). Investigué la primera vez. Piqué. Ya no he picado más y después de volverme insensible a la recepción y la sorpresa, he terminado diciéndole adiós. Me costará volver a visitar su web, habiéndome dejado tantas veces claro, lo imposible que resulta encontrar sus cacareos.
Tiendo a ser racional, y a proyectar mi racionalidad en la sociedad, pero también adolezco de la natural tendencia a pensar que
la estupidez abunda más de lo que la gente cree (cuando realmente la gente es consciente de que la estupidez
ist überall). Cuando ocurre un caso similar al de los boletines de engañifa, imagino de primeras que por mucha trola que propaguen, aquello termina reportando beneficios a la empresa. eDreams, como Iberia en el caso que relata Luis Villa, evaluará la cadencia de compras el día que disparan, el ritmo de altas y de bajas, y entiendo que sopesa y decide que les compensa. Sólo quiero dejar aquí la duda sembrada: ¿merece la pena machacar al usuario? ¿Echarle, confiando en que volverá? ¿Atender al corto, desinteresándose, no ya por el largo, sino por el medio plazo?
Típicas preguntas manidas que dejan caras de "
moralina de poca monta", mucho menos emocionantes, en todo caso, que las que ponen mis hijas cuando les cuento el cuento de Pedro y el lobo.
Por ciertoCon las victorias de España en el Mundial, Air Berlin ofrecía 10.000 vuelos nacionales a 9 euros, que de verdad eran a 9 euros (no, nueve más ciento nueve de tasas, combustibles, billetes y demás), y que aproveché en el segundo partido, comprando un puente en noviembre por 64 euros para toda la familia. Nunca había comprado con medio año de antelación, pero el precio hace que a uno no le duela en prendas hacer de los billetes un avión de papel, si llegado el momento la cosa se trastoca.
Moraleja de la coda: no todas las ofertas (no me atrevo a decir todas las empresas) son engañifas. Algunas los son menos.
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