Según Patrick Lencioni:
- Anteponer la posición personal, a los resultados obtenidos en el desempeño de la función. Lencioni defiende la idea de que el éxito de un ejecutivo, va directamente ligado a lo que consigue para la empresa en la que trabaja. Muchas veces se puede caer en la tentación de regodearse en la posición obtenida, y en la siguiente promoción personal, y olvidar que se nos medirá por lo que consigamos, no por los muchos títulos que pongamos en nuestra tarjeta de visita, o en nuestro CV.
- Preferir la consecución de la simpatía de los subordinados, a la necesidad de exigir cuentas. Algo así, como pretender que nuestros subordinados o directos colaboradores, se conviertan en nuestros amigos cercanos, olvidando que el mejor favor que podemos hacerles es dejarles claro lo que esperamos de ellos, y ser constantes recordándoles si se están desviando de los objetivos. A veces se cae en la tentación de evitar ponerse duro con una persona que nos es simpática, y finalmente, terminamos haciéndole un flaco favor. Resumiendo, buscar la popularidad entre los miembros del equipo, en lugar de exponer meridianamente las responsabilidades de cada cual.
- Preferir la claridad a la incertidumbre. La inacción derivada de la falta de información completa, esperar para estar del todo seguros. Ser exhaustivos en la recopilación de datos, y de informes, que nos permitan tomar la decisión sin temor a equivocarnos... Todo falso. Hay que tomar decisiones y hacerlo con la convicción de que nos equivocaremos una y otra vez, y que a veces, esperar a tenerlo todo bien atado, nos llevará directos a la inacción. Algo así como que el fracaso derivado de la acción es un éxito frente a la posibilidad de quedarnos quietos hasta ver.
- Anteponer la armonía al conflicto productivo. Parece relacionarse con la segunda tentación, pero aquella tiene que ver con la búsqueda de aceptación personal, y esta, con la necesidad de evitar los conflictos departamentales o del equipo. Viene a decir, más o menos, que la búsqueda de la armonía permanente en un equipo de trabajo, puede ser tremendamente contraproducente, y es más bien la tensión y los conflictos sanos, lo que nos lleva a avanzar y a dejar todas las opiniones claramente expresadas sobre la mesa, antes de abordar una decisión.
- Anteponer la invulnerabilidad a la confianza. La búsqueda de la confianza de los colaboradores de un equipo, a través de la honestidad, y de la vulnerabilidad. Hacernos vulnerables, admitiendo errores, admitiendo nuestras limitaciones, y arriesgando y confiando en la gente, ganándonos así su confianza. Haciéndonos vulnerables, arriesgándonos a que alguien, un día, nos clave un día un puñal por la espalda.
Sin aportar verdades revolucionarias -como es habitual en los libros de gestión empresarial-, Patrick Lencioni expone en las
Cinco tentaciones de un CEO (
link en Amazon), las que son según su opinión las cualidades críticas de un buen gerente. Un libro corto, ameno y útil, aunque sobrevalorado en Amazon (4,5) según mi opinión, que está escrito a modo de fábula corta, muy del estilo
Quién se ha llevado mi queso. Me han llamado la atención personalmente la segunda y la cuarta tentación, debido a mi caracter social y político (que siempre achaco a mi herencia paterna). Me molestan las situaciones tensas, y suelo ocupar el rol de masajista de conflictos. Lo cual no quita que sea consciente de que las aguas mansas no mueven molinos, y que un auditorio sin polémica tiene más de siesta comunitaria que de auditorio activo. Sí me gusta dejar claras las responsabilidades de cada cual, pero no puedo evitar buscar la confianza personal en las relaciones laborales. Quizá Lencioni se equivoque en cierta medida, o sencillamente, nada sea tan sencillo como en los libros de gestión empresarial.
Publicado originalmente en eTc.
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