Lo han dicho unos cuantos señores, en la ponencia sobre publicidad e Internet del Congreso Nacional de Periodismo de Huesca. "En Internet hay cada vez más inversión en publicidad, pero faltan ideas".
Es cierto, el mundo del marketing es miedoso y poco arriesgado en España, y en otros países pues también. Aunque no creo que lo sea mucho más el marketing, que otras disciplinas. Y si fuese así, tendría sentido, por la presión de los últimos diez años, que ha puesto a los directores de marketing en la picota: un sumidero de capital derrochado, que si el producto es lo que importa, que si el consumidor se protege. El marketing es cosa del pasado, de los años setenta y ochenta, los años dorados del marketing. De los 50, los años dorados de la publicidad. Pero la burbuja tecnológica puso la mirada en el producto, en la técnica, en el gadget, en las TIC, tic, tac. Los grandes triunfos a lo Zara y a lo Google tuvieron su parte de culpan: olvídate de la publicidad, olvídate de la comunicación, lo mejor es el boca a boca, lo que cuenta es ser mejores que los otros, no parecerlo.
Y así las cosas, ¿qué director de marketing tiene las agallas para arriesgar, y derrochar aún más dinero? Dice Gumersindo Lafuente, que en Internet se han importado formatos de los medios convencionales, como el fastidioso banner. Claro. ¿Qué se podía esperar? Es lo que todo el mundo entiende, los consejos de administración, los accionistas. Arriésgate a montar un blog corporativo, una comunidad online y que te pongan a caldo allí mismo, en tu casa. ¿Y quién explica lo de la conversación y lo de tener voz propia en la blogocosa? ¿Quien les cuenta a los tecnócratas que
la competencia campa a sus anchas por nuestros territorios?
Y lo cierto, es que muchos de los creativos que participaban ayer en la mesa, estaban pensando más en el Flash o en los formatos Rich Media, que en la innovación absoluta que permite el medio. El problema -la ventaja- de Internet es que su esencia es la innovación. En la Red se puede experimentar con casi todo sin prácticamente barreras económicas ni físicas. Es comunicación "pura". Pero el "management" no está verdaderamente dispuesto a arriesgar. Es lógico, no les pagan para eso, les pagan para obtener resultados cuatrimestrales. Y si lo que hay funciona, aunque sea un poco menos cada vez, por qué cambiar, si a medio plazo no hay recompensa. No digamos ya a largo.
Todo el mundo habla -se le llena la boca- de la revolución de los anuncios textuales (y contextuales) y siempre pienso, pero ¿a quién le gustan esos anuncios? Sólo a Google (
and the like) y al anunciante, pero no a la marabunta que hay por medio. A estos les horroriza. No hace falta creatividad, más allá del diseño de un
copy de 5 ó 10 palabras. No hay agencias (y aunque
las haiga, no son las mismas de antes). Los medios se llevan muy, muy poco trozo de tarta. No hay flash, no hay colores, ... pero funciona. Al menos por ahora, aunque en algunos casos (con palabras muy caras) deje de funcionar, momento en el que toda la industria para-publicitaria se pondrá a rajar de la ineficacia de los anuncios en buscadores.
El resto no sé, pero yo tengo claro que yo sí tengo miedo. Mi marketing es miedoso. Por eso me gusta Internet (aunque no dejaré de usar los medios convencionales, faltaría más). Por eso pondré cada euro de mi presupuesto allí donde confío me reportará el mayor beneficio. Y sé que tengo un servicio entre manos, más eficaz que cien mil banners. ¿Alguien da más?
Technorati Tags: marketing online
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