Fumar me produce un placer inefable. Me agrada el sabor del tabaco después de una comida, y me gusta especialmente el maridaje del alcohol y el tabaco. Fumar y beber, hablar y charlar. Soy un fumador contento y feliz de ser fumador. No digo ya nada, si además se le añade al asunto una pizquita de perejil. Intento ser lo más respetuoso posible con aquellas personas que respetan mi decisión (que no son muchas), y nunca tiro una colilla donde no debe hacerse. Soy un fumador social, y me enorgullezco de ello, porque no es habitual que un fumador tenga la sartén por el mango con el tabaco. Fumo escasamente un cigarro al día; pueden pasar días o semanas sin acordarme del tabaco cuando la situación es propicia. Nunca fumo en casa ni ganas me entran. Eso no quita para que acabe con un paquete en una noche de copas, especialmente si no es de mi propiedad. Soy un fumador social, y estoy convencido de que
a mí fumar, me alarga la vida.
Es fácil dejar de fumar, si sabes cómoPara aquellos que quieran dejar de fumar
existe un libro editado por Espasa, que nos recuerda que el que no deja de fumar es porque no quiere (y qué verdad más grande). Pues eso. Y lo mejor es que este libro se está promocionando también en la blogosfera.
Antonio Más publicó hace unas semanas en su blog, una llamada a aquellos bloggers que coincidiendo con la entrada en vigor de la magnífica ley antitabaco y los propósitos de nuevo año, quisieran dejar de fumar, y recibir el libro sin compromiso. Creo que siguen buscando bloggers, así que
anímense.
¿Por qué me repatea la ley del tabaco?Porque no me gusta que el Estado se entrometa donde no le llaman, cosa que ocurre con mayor frecuencia cada vez, olvidando las consecuencias que en el siglo XX (y anteriores), trajeron los estados decidieron hacerse cargo de la tutela individual. De cualquier forma, no podría explicarlo
mejor que mi amigo Pedro:
Estamos asistiendo - en nuestra sociedad del bienestar - a recortes cada vez más salvajes a los derechos civiles (por no hablar de Derechos Humanos con mayúsculas). La privacidad y el libre acceso a la cultura son una entelequia. La libertad cede terreno - día a día - con la excusa de la seguridad.
Cuando el legislador se empeña en cambiar las costumbres de la sociedad (olvidando que “la costumbre hace ley”) a golpe de ley (en sentido amplio) topa con la ley del mercado, como en este caso, o con “las leyes de la física”…por más que lo intenten no conseguirán que los fumadores dejemos de fumar, ni que los contenidos dejen de circular de forma libre por Internet.
Evidentemente, reconozco que es un gran avance que no se fume en el lugar de trabajo, y me entristece que haya hecho falta llegar a la dictatorial ley (así denominada por Javier Marías) para conseguirlo. También creo que es inaudito que haya que obligar al fumador a salir a la calle para cometer su acto criminal, cuando en muchas oficinas se podrían habilitar espacios a cubierto para ello.
¿Por qué es vituperable la persecución del fumador?Porque las evidencias de los perjuicios de respirar el humo del tabaco de un tercero son tan débiles, que seguramente estén por debajo del hecho de vivir en un clima frío o húmedo, o de respirar la contaminación de los que se empeñan en coger el coche para ir a trabajar, de visitar el zoo, o de escalar el Everest. Y prohibiendo o persiguiendo cualquiera de esas actividades se está más cerca de Hitler que de Santa Teresa de Calcuta. Eso sin entrar en la actitud asquerosamente moralizante y proselitista del no fumador, o peor aún, del ex-fumador.
Para que no haya dudas a este respecto, me declaro abiertamente partidario de la legalización de las drogas, de la eutanasia (no así del aborto), del suicidio (mientras no sea colectivo) y por supuesto, estoy a favor del uso del coche en las grandes ciudades, aunque prefiera a título individual el transporte público.
En finEl totalitarismo no entiende de derechas ni de izquierdas, pues a ambos lados nos hemos encontrado una y otra vez con el abrazo del oso estatal. La lucha es la del individuo contra el Estado, esa gran madre abusiva y padre enérgico que se creen en el derecho de decidir lo que es bueno y lo que es malo para sus hijos menores de edad . De la Madre Iglesia al Papá Estado, mi guerra tiene por objeto que se me reconozca mi mayoría de edad. YA ESTÁ BIEN. Todos a fumar.
Actualización 15.15hImaginaba que llegaría el momento de los datos. Se ha entrado en los comentarios (os animo encarecidamente a que los leáis, porque nadie ha hablado en vano, y el nivel de réplica es tan excelente, que casi me asusta), en el debate de si el humo de segunda mano (
second-hand smoke en inglés) es o no perjudicial para la salud. Mi postura es clara, y nada innovadora. Soy de los que afirmo que no hay evidencia para tal afirmacion, y que es uno más de los infinitos riesgos a los que nos enfrentamos en la civilización (entre otros, contaminación del aire y acústica, del agua, radiaciones varias, estrés, deportes de riesgo, el sol, etc), y por tanto, un riesgo que debería ser asumido (independientemente del buen entendimiento entre las personas y la buena educación que debería reinar), como se asume que un esquiador puede matarse ladera abajo, y matar al que está delante suya. Lo dicho, nada original. Sólo quiero pues, destacar el hecho de que la "demonización" del tabaco no es algo nuevo, y de que las pruebas científicas detrás del perjuicio causado por el humo de segunda mano son escasas, y por tanto, tan cuestionables como el calentamiento global por efecto humano o la presencia de extraterrestres, y permítanme que con los extraterrestres me remita a mi primera prueba:
el magnífico discurso de Michael Crichton en San Francisco con fecha del 17 de enero de 2003 (al que llegué hace tiempo vía
Pablo), acerca del calentamiento global, en el que se refería también a algo tan de actualidad como el humo de segunda mano. Os pido por favor que lo leáis (si alguien tiene problemas con el inglés, me comprometo a traducirlo esta noche), especialmente para que antes de seguir discutiendo, vayamos teniendo los datos encima de la mesa y sepamos a qué atenernos (la negrita es mía):
In 1993, the EPA announced that second-hand smoke was "responsible for approximately 3,000 lung cancer deaths each year in nonsmoking adults," and that it " impairs the respiratory health of hundreds of thousands of people." In a 1994 pamphlet the EPA said that the eleven studies it based its decision on were not by themselves conclusive, and that they collectively assigned second-hand smoke a risk factor of 1.19. (For reference, a risk factor below 3.0 is too small for action by the EPA. or for publication in the New England Journal of Medicine, for example.) Furthermore, since there was no statistical association at the 95% confidence limits, the EPA lowered the limit to 90%. They then classified second hand smoke as a Group A Carcinogen.
This was openly fraudulent science, but it formed the basis for bans on smoking in restaurants, offices, and airports. California banned public smoking in 1995. Soon, no claim was too extreme. By 1998, the Christian Science Monitor was saying that "Second-hand smoke is the nation's third-leading preventable cause of death." The American Cancer Society announced that 53,000 people died each year of second-hand smoke. The evidence for this claim is nonexistent.
In 1998, a Federal judge held that the EPA had acted improperly, had "committed to a conclusion before research had begun", and had "disregarded information and made findings on selective information." The reaction of Carol Browner, head of the EPA was: "We stand by our science….there's wide agreement. The American people certainly recognize that exposure to second hand smoke brings…a whole host of health problems." Again, note how the claim of consensus trumps science. In this case, it isn't even a consensus of scientists that Browner evokes! It's the consensus of the American people.
Meanwhile, ever-larger studies failed to confirm any association. A large, seven-country WHO study in 1998 found no association. Nor have well-controlled subsequent studies, to my knowledge. Yet we now read, for example, that second hand smoke is a cause of breast cancer. At this point you can say pretty much anything you want about second-hand smoke.
Resumiendo, el texto pone de manifiesto que NO EXISTEN estudios que hayan podido probar la correlación entre inhalación de humo por parte de los no fumadores, y las enfermedades cancerígenas.
Por supuesto, os animo a que aportéis datos contrarios a los que yo aporto (a día de hoy hay datos para todos los gustos, y eso va en contra de la credibilidad de casi cualquier argumento, pero la ciencia es ciencia), pero sabiendo que la investigación será exhaustiva y que los profanos no profesionales de la medicina, contamos con armas como Google y una buena memoria.
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