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    febrero 27, 2005

    [libros] - Elogio y refutación del ingenio, de José Antonio Marina

    Cuando llevaba leída la mitad de este libro, escribí: “El sr. Marina escribe unos libros eruditos y entretenidos (gran mérito) que no conducen a ninguna parte. Se denomina filósofo, pero no he encontrado en parte alguna la descripción de su filosofía. Le calificaría (si yo osara calificar a alguien) más de erudito que de filósofo.” Al terminar el libro, tengo que corregir parte de esta afirmación. Aquella en la que digo que sus libros no conducen a ninguna parte. Lo cierto es que este libro sí conduce a algo (de hecho conduce a la biblioteca o a la librería a por su siguiente libro: Teoría de la inteligencia creadora, donde se encuentra la salida al tapón creado al final de este libro).
    Aproximadamente me ha quedado claro que se acercó al ingenio con intención de hacer un elogio, y terminó (termina) refutándolo también. El ingenio es la capacidad de la inteligencia para librarse del enorme peso de la realidad. La inteligencia juega mediante el ingenio. Se alaba el juego, se alaba la ligereza. Pero esta doctrina desemboca ineludiblemente en una serie de paradojas inabordables sin un sistema completo (menos fragmentado, menos ligero) con el que enfrentarse al problema de la existencia. Un elogio final de la “seriedad” que inicialmente parecía despreciar.
    Lo cierto es que la primera mitad del libro, el elogio del ingenio, es un canto a la ironía, al juego, al arte por el arte. Me conminó a establecer mis propias medidas contra la seriedad. Hablé y medité sobre ello y lo puse en mi agenda de deberes. Todo para terminar tontamente sorprendido por la tesis final (tontamente pues el título del libro lo anunciaba): hay que tomarse las cosas a pecho, aunque ciertas dosis de ligereza nos puedan ayudar a movernos más libremente por los correosos caminos de la existencia.
    Un extenso capítulo dedicado a sostener la tesis de que el arte contemporáneo (sXX) es la prueba de que nos hemos enfrentado a la época más ingeniosa de la historia, para terminar preguntándonos: ¿y ahora qué? La libertad como valor supremo nos ha conducido a la juguetización de la existencia, para poder librarnos de las cadenas del presente, de los valores (como decía Nietzsche, ver notas).
    Finalmente se llega a la refutación del ingenio a través de cuatro paradojas a que se ve abocada la interpretación de la existencia desde el ingenio: la devaluación de la realidad, la ligereza del ingenio, la juguetización. Jugar. La refutación de dichas paradojas, basada en su Teoría de la inteligencia creadora, queda confusa en este libro (apela a subir a un nivel superior, para enfrentarse a las paradojas desde más arriba). Imagino que quedará mejor explicada en su libro posterior. Por ahora me interesan las paradojas que plantea.

    Primera paradoja. “El ingenio fortalece al sujeto devaluando la totalidad de lo real. Pero en la totalidad de lo real está incluido, el propio sujeto, que resulta también devaluado.” Por un lado, el artista busca hacer de sí mismo materia de creación, devaluándose. Por otro, la ironía socava todo obstáculo. Usada con fuerza, nada se detiene frente a la ironía, que “utiliza la técnica constructora de las termitas”.
    Segunda paradoja. “Sólo es libre la acción espontánea”, lo cual se trata de una definición de la libertad que niega la libertad, ya que la espontaneidad es el determinismo de la naturaleza. No se puede ser espontáneo, pues al serlo, no decidimos. Y si no decidimos, no somos libres.
    Tercera paradoja. “Todas las opiniones merecen respeto”, ó “la opinión que dice “las opiniones no son respetables” es respetable”. No existe la verdad univoca. Cada cual tiene su verdad (Ortega).
    Cuarta paradoja. “El único valor permanente es la novedad, que no es permanente”.El hombre no puede vivir sin la novedad, y no puede vivir en la novedad. “La originalidad como criterio de búsqueda conduce a la rutina de la originalidad.”

    Conclusión final: “La experiencia que funda el ingenio es una huida. Por debajo de sus gestos divertidos hay un concepto desengañado de la realidad. La inteligencia, que no puede vivir abrumada, busca la salvación en el despliegue triunfante de su propia libertad, que ejerce su poder devaluando, porque es del poder de la realidad de lo que debe liberarse. [...] El proyecto ingenioso acaba encerrándose en paradojas, que son cepos que él mismo crea, y de los que no sabe salir.”

    Pues eso. Un libro ameno y recomendable.


    Leer mis notas en Perplejismos.


    Leer sobre este libro en El Rincón del Vago.

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    2 Comentarios:

    Blogger Julio dijo ...

    Hola! Muy interesante tu entrada sobre el libro de Marina. Queria citar tu entrada en mi blog, espero que no haya problema con eso.

    febrero 21, 2010 7:01 p. m.  
    Blogger Fernando Polo dijo ...

    Por supuesto que no Julio. Todo tuyo!

    febrero 25, 2010 11:31 p. m.  

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