Nunca ha dejado de sorprenderme que en las soflamas que pululan por la Internet -bloguera o no- acerca de la industria musical (hablar de la "cultura libre"
online es como hablar del tiempo
offline, un tema comodín y socorrido), la gente cargue las tintas contra los intermediarios de manera tan audaz (que si el FNAC, que si las productoras-distribuidoras, que si la SGAE, etc), y sin embargo, Google sea siempre flor del día que proporciona a pocos pocos algo de guita, y a muchos muchos una mierdilla pinchada en un cheque -y dando gracias, tú-.
Aunque en España no tenga tanto tirón, iTunes es ahora el nuevo FNAC, y se queda con un porcentaje igual o mayor, y ofrece además un producto de mucho peor calidad (sin librillo, mp3 comprimido). Es el nuevo intermediario, como eBay es el intermediario padre y Google, el intermediario de todas las intermediaciones. Pero iTunes y Google y eBay molan. Y molan mucho, por cierto. Todo lo que no mola el sufrido promotor musical que huele a sudor rancio y a huevo podrido.
Así que aunque Google se quede con un porcentaje mucho mayor de la pasta generada por los anuncios que tanta gente pone en sus webs, de lo que nadie huele en el codiciado pastel musical, ni suenan trompetas de apocalipsis, ni nadie le rasga las vestiduras por puerco usureo y capitalista gallina, capitán de las sardinas.
Los intermediarios existen, existieron y existirán. Ciertamente se desintermediarán (porcentualmente) algunos sectores y se intermediarán otros (generalmente aprovechando las ineficiencias de los nuevos mercados). A mí, si me dejaran desintermediar, me gustaría que borrasen de un plumazo a las inmobiliarias, y todo pasara por un google/idealista que perfeccionase al infinito el mercado de los que compran y venden jaulas.
Pero sigo esperando a que llegue esa desintermediación, mientras decido si darle a Google o no, el 90% de los ingresos publicitarios que pudieran generar mis soflamas a favor de la liberación de la cultura.
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