Esa típica sensación agridulce que me producen las concentraciones humanas para gritar que "otros" hagan algo, queda hoy reflejada en Atalaya:
Después de unas 10 horas pidiendo a los líderes del mundo que acaben (ellos) con la pobreza, me da la impresión de que habría que decir aquello de la pobreza bien entendida, empieza por uno mismo. Si uno mismo, personalmente, no es capaz de hacer nada, dentro de la medida de sus posibilidades, es absurdo que les pidas a los líderes del G8 que hagan algo.
Link:
Hacer la limpieza historia, JJ Merelo en Atalaya.
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