Qué cansado es navegar a contracorriente. Pero es que hay veces en que la corriente parece que busca ponerse a tiro. Y si no, que se lo digan al
Sr. Maragall.
¿Que por qué me gustaría que Madrid no se llevara las olimpiadas del 2012?:
- Porque quiero que la zona catastrófica en la que vivo, vuelva a convertirse en "zona urbana" (y si no es mucho pedir, habitable, gracias).
- Porque lo que no se puede medir, no se puede rentabilizar. Frente al argumento "mítico" de que la celebración de las olimpiadas es bueno para una ciudad, preferiría argumentos "reales" con medidas objetivas y ratios económicos demostrables. Claro que esos ratios no le interesan a nadie. Ya ni a los ciudadanos, que serían, caso de balance negativo, los únicos damnificados por el sarao.
- Porque si se saca para pagar estadios, villas olímpicas y para volver a cambiar las aceras una vez más (apenas tres años tienen muchas de las cientos de ellas que se están arreglando hoy en el centro de Madrid), se quita para pagar bibliotecas. O para ayudar a empresas jóvenes que han decidido no hacer del ladrillo objeto de su mafia (me podrán llamar egoísta, también).
- Porque me fastidia el cariz propagandista y de autobombo personal que inevitablemente se deriva de una acción similar. Porque soy un contribuyente que prefiere el control presupuestario a los alardes electoralistas con dinero descontrolado de todos.
- Porque en Madrid hace más calor en verano que en Paris, Londres o Nueva York. Pobrecitos, los deportistas.
- Porque en último extremo, prefiero viajar al extranjero a ver las olimpiadas, y matar así dos pájaros de un tiro.
¿Porque las olimpiadas son totem y loa de la competitividad humana por encima de todas las cosas? Esta podría haber sido la última, si no comprendiera que en esa competitividad se aloja buena parte de los motivos del progreso humano.
Actualización 7 julio (San Fermín, el pobre, muy olvidado con el lío del CIO)
Londres, mon amour
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