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    junio 04, 2008

    ¿Me educo yo o me educas tú?

    Mis padres siempre me contaron que a la recién estrenada edad de 3 años, una repentina crisis me llevó a implorar gritando que me dejaran ir al colegio; sólo para descubrir a las pocas semanas cuán equivocado estaba. Así que a tan tierna edad, pisé mi primera aula, para no abandonarlas ya hasta la fecha.

    En estos treinta y pico años dentro de esas jaulas del conocimiento, me ha quedado claro que para hacer el indio, mejor las películas de vaqueros. La gente puede ser impermeable al conocimiento si decide ponerse la coraza del tedio y el desdén. Vamos, que si no hay interés ... Y no, lo siento, despertar las ganas no está sólo en el tejado del educador. De hecho, mi tesis es que está más bien en el otro tejado.

    Tengo la satisfacción de enfrentarme estos días a un reto magnífico, el de supervisar un programa de formación ambicioso para un departamento que ha crecido mucho durante el último año, en cantidad y calidad humana. He pensado y pensado al respecto (vamos, todo lo que doy de sí, que tampoco es tanto) y he tardado un año en abordar este programa de forma seria y comprometida. Y estas divagaciones se deben principalmente a que soy muy, muy escéptico con la formación reglada.

    Dejando aparte la educación oficial escolar y universitario, creo que la formación "profesional" es tarea principalmente de uno mismo. Existen innumerables recursos a disposición de casi todos. La auto-formación es más fácil hoy que hace diez años. Y este debe ser el punto de partida. Creer que la formación nos debe venir organizada, arreglada, planchadita y lista para consumir es un grave error.

    Resumiendo, no vayas a pedir un curso de XYZ, si no se te ha visto jamás leyendo un libro de XYZ. La formación "presencial" debe ser un intercambio de ideas, un "encender, y no un rellenar" (he creído leerle en algún lado a José de la Peña). La formación presencial debe ser un intercambio de preguntas y respuestas que vienen formulándose tiempo ha. Un estadio intermedio entre lo que arrancó en uno, y lo que indefectiblemente terminará en uno. Una posada en el camino que sólo yo puedo decidir emprender.

    Creo que el equipo que hoy coordino ha mostrado un serio compromiso personal con el aprendizaje, y es por eso que ha llegado el momento de abordar conjuntamente un programa educativo para crecer, una posada para seguir progresando.

    Por último, la formación organizada por la empresa tiene dos impactos beneficiosos en el trabajador: por un lado, el trabajador adquiere capacidades (soft y hard) necesarias para el desempeño de sus responsabilidades; y por otro, siente una deuda moral para con la empresa, que paga en forma de motivación y desempeño. ¿Qué más se puede pedir? A formar.

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    11 Comentarios:

    Blogger Ana Asuero dijo ...

    Totalmente de acuerdo. La autoformación la tenemos hoy todos al alcance de la mano y a un click de ratón. Sólo es cuestión de constancia y de tener ganas de aprovecharlo.

    Saludos.

    junio 06, 2008 8:53 a. m.  
    Blogger Fernando Polo dijo ...

    ¿Si tú no te preocupas por tu formación, por qué me debería yo preocupar de ella? Ahora o en la época de los libros en papel ...

    junio 06, 2008 10:13 a. m.  
    Blogger Encorredor de fondo dijo ...

    Sobre lo de "encender o rellenar", es una cita de William Butler Yeats que traducida quedaría algo así:

    "Educar no es como llenar un cubo,
    sino como encender una hoguera"

    Es la cabecera de mi web ;-)

    junio 06, 2008 10:27 a. m.  
    Blogger Gregorio Verdugo dijo ...

    La mayoría de las empresas se preocupan de la formación de sus empleados a toro pasado, es decir, cuando surge el problema se decide formar la trabajador para que lo solucione. Son muy pocas las que disponen de planes de formación reglados y acordes a las previsibles necesidades futuras de la empresa.
    Pero también no es menos cierto que la mayoría de trabajadores no tienen identificadas sus prioridades futuras en ese campo y menos los que se anticipan mediante el esfuerzo personal, para que no les coja desprevenidos.
    Un saludo.

    junio 06, 2008 11:04 a. m.  
    Blogger Fernando Polo dijo ...

    Miguel, muchas gracias por la fuente de la cita, qué casualidad, que sea tu cabecera!!!

    Jack,

    Si aceptásemos que los empleados deben asumir responsabilidad casi absoluta de sus objetivos, la definición de sus procesos y sus resultados e incluso llegar a "autogestionarse" (como le gusta a Gary Hamel), diría que con más razón, no deberían esperar a una formación planificada por mamá empresa, sino que ellos mismos deberían planificarse su formación, algo que comienza por la "auto-formación".

    junio 07, 2008 12:53 p. m.  
    Blogger Nor dijo ...

    Muy interesante el post. Efectivamente, la ventaja de la enseñanza en la empresa es que la gente sabe ya más o menos lo que necesita. Pero hoy en día, con toda la información que tiene el alumno a su alcance en la red, también la enseñanza universitaria está cambiando hacia crear el interés o dejar clara la necesidad de conocer algo, más que a pensar que lo que se explica en clase es todo lo que el alumno va a aprender.

    Un par de citas en la misma línea:
    - En 'Un lugar en el mundo', el personaje de José Sacristán dice en un momento dado que 'enseñar es mostrar'.

    - El primer capítulo de 'Unas lecciones de metafísica' de Ortega es todo sobre este tema. Escribe: 'Verdad es por lo pronto aquello que aquieta una inquietud de nuestra inteligencia. Sin aquella inquietud, no cabe aquel aquietamiento. Paralelamente, decimos que hemos encontrado la llave cuando hemos hallado un preciso objeto que nos sirve apra abrir un armario cuya apertura nos es menester'

    Un abrazo

    junio 07, 2008 9:13 p. m.  
    Blogger Blogocorp dijo ...

    ¡Totalmente de acuerdo! Si uno mismo no está receptivo, de poco sirven las clases o los intentos de los demás de instruirnos. Y sí, también creo que la formación empieza por uno mismo. Hoy en día podemos encontrar información de prácticamente todo en la red, en los libros... Quien no lo aprovecha, es porque no quiere.

    junio 08, 2008 11:02 a. m.  
    Blogger Fernando Polo dijo ...

    Norberto,

    Buena cita la de Ortega. Y la de Sacristán! De hecho, dándole vueltas al tema del programa de formación, creo que la empresa sí tiene una responsabilidad en despertar interés (educar es mostrar!), y que este post es más una pequeña pataleta, fruto del típico "quiero formación, porque me han dicho que tengo que pedir formación", que otra cosa.

    Cristina,
    Yo creo que tiene que empezar por uno mismo.

    junio 09, 2008 10:09 a. m.  
    Blogger José de la Peña dijo ...

    Como este año he hecho el CAP (¡ a mis años !) y me he tenido que enfrentar por primera vez con varios libros de pedagogía que había que estudiara y con una clase real de instituto lleno de seres de 16 años, he comprendido que uno aprende solo y que el profesor lo único que puede hacer es tender un puente por el que invitar al alumno a pasar. Por eso despertar la curiosidad, sorprender, cambiar los roles, etc cualquier método útil sera el que haga que los alumnos sientan que vale la pena hacer un esfuerzo, aunque sea mínimo.

    Ya hemos leido muchas veces que en esta sociedad con tantos estímulos y ofertas la atención es el bien escaso y ¡es tan dificil conseguirla!. Imaginate todo lo que hay que gastarse en publicidad para que te hagan caso en un producto y ahora imaginate un profesor, solo, con una tiza y una pizarra y reclamando interés de treinta personas. Sorprende que algunos con sus dotes naturales lo consigan a veces. Muy buena reflexión Fernando. ¿qué tal sigue la pierna?

    junio 11, 2008 11:07 p. m.  
    Blogger Fernando Polo dijo ...

    Vaya, el cap!

    La pierna bien gracias. Y el puente tendido a los alumnos, en mi último curso, magnífico. Siguen leyendo, blogueando, twitteando...

    junio 12, 2008 12:13 p. m.  
    Anonymous Anónimo dijo ...

    Aunque estoy de acuerdo con todo lo dicho, esto es prácticamente imposible de llevar a la práctica por la simple razón de que estamos aquejados de titulitis.

    Esta titulitis impulsa a muchos a matricularse en formación reglada. Esta formación reglada muchas veces se evalúa con ejercicios abstrusos o que insultan a la inteligencia del alumno, o a su tiempo disponible (que dedicaría a autoformarse en lo que realmente necesita). Se crea un círculo vicioso donde la mala leche que genera la situación tiene su papel asegurado.

    La titulitis proviene de un negocio (como la sobremedicación para las farmacéuticas). Qué se puede hacer?

    agosto 26, 2008 10:58 a. m.  

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