Acabo de encontrarme en el
blog de Fernand0, otro
muy buen artículo de por qué respetar los límites de velocidad, de alguien llamado Javier Costas, que tras detallar los diferentes límites de velocidad en diferentes países, y los diversos motivos técnicos por los cuales, conducir rápido es muy peligroso, llega al tema de las autopistas sin límite de velocidad en Alemania,
que tanto me apasiona, y viene a decir algo así como que Alemania es Alemania, y que nosotros no podemos ser como ellos.
Y justo coincide que vengo ayer mismo de hacerme un tramito de 150 kilómetros en apenas 50 minutos, desde Wismar hasta Greifswald por la A20 de la cornisa báltica, sin sentir el pánico de los radares, sintiendo bajo mis mandos cómo las autopistas ("Autobahnen", que no por ser
Autobahnen, carecen de límite de velocidad, sino que sólo existen algunas
Autobahnen sin límite, en función de las características de su construcción) son una maravilla de la técnica, cómo hasta los coches menos modernos pueden circular a 150 kms/h sin apenas peligro, cómo la gente es respetuosa, y sobre todo, cómo
jala la gente, y me quedo sin palabras. Es decir, que los argumentos de Javier Costa son que aquí, sintiéndolo mucho, no se puede. Porque nuestras autopistas no son lo mismo, porque nosotros somos mucho menos educados, etc, etc ... Y no lo entiendo. O sea, que toca resignación e ir a ver el porno allende los Pirineos, porque los españolitos no estamos preparados. En lugar, quizá, de plantearse el construir autopistas menos peligrosas, o de educar a la gente en el uso de las mismas (como la campaña de publicidad reciente en Alemania acerca del "fair play" en las autopistas, porque también allí los conductores rápidos se tragan a los lentos en el carril izquierdo).
Estoy convencido de que las radiales de pago de Madrid, sin ir más lejos, cumplen (es percepción, aviso) todos los requerimientos para que se pueda conducir sin límite de velocidad. Y también estoy convencido de que con un cierto proceso de adaptación, y un menor sentido de proteccionismo hacia el ciudadano, no se llenarían las carreteras de los muertos que pronostica Javier. Pero entiendo que también hay gente que puede estar convencida de lo contrario. Es lo bueno que tiene esto de opinar, sin ofrecer datos estadísticos (por ignorancia o carencia).
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Lula ha hecho una divertida analogía del mundo blog con la religión católica, en cuatro fases: genésis, nuevo testamento, presente y apocalipsis. No hay que perdérselo.
