Hace un par de años, mi amigo Álvaro y yo arrancamos un blog colectivo (de dos), que se llamaba perplejismos, y que hoy está muerto y enterrado, gracias a una
catastrófica actuación del equipo de LMI Hosting.
[Abro paréntesis: poniendo énfasis en la permanencia de los contenidos de un blog en el tiempo, la balanza entre blog en hosting propio vs. blog albergado en un sistema externo (o sea, entre Wordpress y blogia.com, por ejemplo) se decanta claramente hacia el segundo tipo (si comparamos, por ejemplo, el desastre de perplejismos, medio año de sesudas entradas a la basura, frente al que sufrió eTc con TypePad la semana pasada, con resultado de un par o tres de posts perdidos, sin ir más lejos).]Retomo el hilo. En aquel entonces, Álvaro se descolgó con un artículo titulado
Nuclearidades más o menos a favor de la energía nuclear, en el que, entre otros datos, afirmaba que los muertos por Chernobyl no llegaban al centenar.
De hecho, en la celebración del décimo aniversario de la catástrofe, he oído y leído tal sarta de mentiras y estimaciones tendenciosas, perfectamente catapultadas por unos medios de comunicación que no son conscientes de la influencia de su responsabilidad directa en el calentamiento global, que imagino que la reanudación del proyecto nuclear español tendrá todavía que retrasarse aun algún que otro año (eso sí, magníficamente aderezado con anuncios memos sobre sostenibilidad y otras lindezas políticamente correctas).
Traigo todo esto a colación, porque he leído con desmesurado placer (como sólo ocurre cuando alguien mucho más inteligente que uno y reconocido experto, apoya las mismas tesis que uno defiende, o más bien viceversa) un artículo de James Lovelock, reconocido científico y biólogo británico (propulsor de la teoría
Gaia), en el que expone un ineludible alegato de la energía nuclear y sobre todo, aporta todos los datos sobre la gran mentira de Chernobyl. Cito:
Necesitamos fuentes de energía libres de emisiones de inmediato, y no hay alternativas serias a la fisión nuclear. ¿Cómo podemos superar nuestro temor a la energía nuclear? Tal vez sea útil comparar los peligros que enfrentan dos familias: una vive 160 km río abajo de la gigantesca represa de Yangtze, en China —un buen ejemplo de fuente de energía renovable poderosa y efectiva— y otra que vive 160 km (con viento a favor) de la planta de Chernobyl: el peor ejemplo del tipo inadecuado de tecnología nuclear. Si la represa china se derrumbara, tal vez moriría un millón de personas. Cuando se incendió la planta de Chernobyl, que liberó gran parte de su radiactividad, el viento la paseó por Ucrania y Europa. Se cree que murieron decenas de miles o millones por Chernobyl. Pero los muertos no fueron más de 75.
[...]
Pero debe haber un error, me dirán. Medios respetables como el Times y la BBC han dicho que hubo más de 30 mil muertos en Europa y en Rusia por Chernobyl. Prefiero creerles a los médicos y radiobiólogos de la Organización Mundial de la Salud de la ONU. Ellos analizaron la salud de los que vivían en la zona que sufrió la contaminación de Chernobyl catorce y diecinueve años después del accidente, y comprobaron que sólo habían muerto 45 y 75 personas respectivamente. [...]. ¿De dónde salen, entonces, las falsedades sobre Chernobyl? Surgen sobre todo de una tergiversación perversa del dato de la radiobiología.
[...]
Si la mentira es una afirmación que intenta engañar de forma deliberada, la persistente repetición de la enorme cantidad de víctimas mortales de Chernobyl es una gran mentira. Chernobyl puede haber costado a quienes viven en Ucrania y Bielorrusia hasta varias semanas de expectativa de vida. Las cosas habrían sido muy diferentes si hubieran vivido en el área de inundación de un río en el que se derrumbara una gran represa. En ese caso habrían perdido toda su expectativa de vida. Esa forma de energía renovable puede ser mucho más mortífera que la energía nuclear.
Link:
Necesitamos desastre y liderazgo, James Lovelock en Clarín.
(Las negritas son mías. Vía
Comunidad Smart, a la que llegué vía
eCuaderno.)
Me ha enviado Alvaro el artículo original publicado en el difunto perplejismos, que también cito:
He revisado un poco el caso Chernobil y me he llevado una tremenda sorpresa:
En el accidente de Chernobil murieron treinta y una personas directamente a causa de la explosión. Años después se admitió que la causa más probable de la leucemia de otro trabajador de la central era la exposición a la radiación. También se certificó que la causa probable de un aborto de una trabajadora de la central fue la radiación. Después del accidente se han citado malformaciones de fetos y un incremento de cáncer de tiroides en niños. El número de malformaciones se ha comprobado que era el mismo antes y después del accidente. Las cifras de cáncer de tiroides tampoco han resistido una revisión independiente.
La exposición a la radiación de los Ucranianos a causa de Chernobil es comparable a la de una radiografía y es menor que la de algunos parajes naturales. Se absorbe unas trescientas veces más radiación nuclear natural pasando un día al sol en una playa de Brasil de lo que se sufrió por el accidente. Sin embargo, la mitad de la población de Ucrania dice sentir aún hoy nauseas, depresiones y otros malestares a causa del accidente. El gobierno de Ucrania afirmó en alguna ocasión que el accidente causó la muerte de más de 60.000 personas en los años siguientes al accidente a causa de la radiación. Ningún estudio médico ha podido confirmar ningún fallecimiento aparte de esos 32 debido al accidente.
Los estudios médicos que me han dado impresión de más seriedad hablan de unos pocos miles de personas afectadas a largo plazo a las que quizá la radiación acelere en uno o dos años la muerte por motivos de salud pero es una incidencia tan baja que es imposible de confirmar estadísticamente.
La discusión de Chernobil está muy cargada políticamente. La ONU dice que no fue para tanto, igual que oficialmente la UE, pero el estado Ucraniano recibe subvenciones en función del número de muertes así que la polémica continua. Es difícil conocer la verdad pero lo que sí tenemos son las medidas de radiación liberada medida por laboratorios occidentales y son cifras ridículas.
Que la tecnología nuclear es peligrosa es incontestable, al igual que utilizar el secador de pelo en el baño o ponerse a cortar jamón. Por qué una cosa da mucho más miedo que otra, por qué llega hasta el extremo de que millones de personas se sientan enfermas es lo interesante.
Technorati Tags: chernobyl, energía nuclear
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