A raíz de
este artículo en Baquía, se me ha tachado en algunos ámbitos de chorizo y de ladrón. Aunque hubiera quizá preferido el apelativo de
pirata o corsario, lo cierto es que uno siempre tiene suficientes arrestos morales para
darse por aludido y emprender la réplica. Hablaba en el linkado artículo de la desaparición en un futuro lejano de la propiedad intelectual tal y como la conocemos hoy. La propiedad dará paso a un concepto que he llamado "autoría intelectual", que permite al autor ser reconocido como tal, pero que le impide (imposibilidad tecnológica) mercadear con recipientes físicos de su obra.
En él además, hablaba de cómo yo mismo ayudaré a mis hijas a utilizar las redes P2P y fomentaré el uso de estas magníficas herramientas, traídas del cielo con ayuda de gente como
Shawn Fanning y
Niklas Zennström. Ante esta flagrante apología contra el derecho de los artistas a cobrar por sus obras, se oyeron los susodichos gritos de ¡al ladrón, al ladrón!
Es consustancial a la naturaleza humana apiadarse del ladrón bueno, y enconarse contra el ladrón malo. Generalmente el bueno, es tonto, pobre y además, se termina arrepintiendo, mientras que el malo es un cínico no contrito, que muere con la frente bien alta. Así ocurrió en el Gólgota, y así ocurre hoy día, pero con otros ropajes: el ladrón malo sigue presente en todos los estratos sociales, sólo que en las capas de mayor renta, suele disfrazarse de empresario sin escrúpulos o de político modelo, acallando una conciencia que se rebela con fundaciones en las que blanquear cara a la sociedad sus dudosas operaciones empresariales.
El caso es que muchos de los ladrones van por ahí disfrutando de su integrada posición social, mientras que otros pobres y tontos consumidores, son tachados de ladrones, y
sin comprender su delito.
CINCO LADRONES, CINCO
Pongamos pues, cinco casos prácticos ficticios o reales, para decidir si
hay tanto ladrón en el
mundo, y en caso afirmativo, en qué categoría encajan.
Caso 1 - Los destellos de la mariposa
El ladrón aún por definir, oye una canción en
Radio 3 de refilón, apunta el título como buenamente puede, y tras varias búsquedas infructuosas, encuentra
Yesterday's Mistakes de
Oi Va Voi en
Soulseek, procediendo inmediatamente a su descarga. Como no puede creer las sensaciones que le produce semejante obra de arte, decide descargarse el album completo,
Laughter through tears. Después de un mes de levitación, compra en el Fnac el CD (15 euros) para regalárselo a su primo. Tres meses después, le regala el CD a su mejor amigo, confiando en sorprenderlo e impresionarlo. Su primo le confiesa que ha regalado el disco ya dos veces. Su mejor amigo lo mantiene con polvo en la estantería. Nuestro ladrón tenía dinero suficiente para hacerse con un CD originalmente, pero nunca lo hubiera comprado de un sospechoso y desconocido grupo, si antes no hubiera podido escuchar el contenido del mismo.
¿Es nuestro ladrón bueno o malo?
Caso 2 - ¿Receta de Sushi o director de cine?
Nuestro ladrón tiene dos hijos pequeños y ahora no va tan a menudo al cine, aunque su pasión por el mismo no ha decaído. Viendo
Días de cine en La 2, oye cómo hablan de un director llamado
Wong Kar Wai, y de su estreno en España,
2046. Como también hablan maravillas de su anterior película,
In the mood for love, decide descargarla con el eMule. Tras haber acostado a sus dos diabletes, y conseguido un poco de paz, su mujer y él disfrutan emocionados de la película. Ese mismo fin de semana llaman a su canguro y van al estreno de
2046. Como no dejan de hablar de la película durante todo un mes, al menos 10 allegados suyos han ido a verla debido a la vehemente recomendación.
¿Ladrones o evangelistas?
Caso 3 - Skopos
El ladrón que viene a continuación es un fan de
Wim Mertens. Tiene 15 discos de este compositor belga, de los cuales, siete son originales, y ocho grabados de su hermano, que también es fanático del autor de
Maximizing the audience. El último disco que se compró fue
Die Heisse Brei, tras acudir al concierto en 2002 en el Círculo de Bellas Artes de Madrid. En 2004, el artista publicó
Skopos, tras lo cual, nuestro ladrón decidió descargárselo desde Kazaa. Tras comprobar que se trataba de otra obra maestra, finalmente no se compró el disco. Lo escucha ocasionalmente (su colección de música es enorme). A veces piensa que es como si Mertens le hubiera invitado a la penúltima detrás de su barra de bar. Lo que es cierto, es que de no haberlo descargado, quizá su pasión por Wim Mertens hubiera ido diluyéndose en el enorme océano de su colección musical y habría terminado en el olvido. Así, quizá el próximo disco sí que lo compre, o acuda al próximo concierto en Madrid (ya lleva dos).
¿Ladrón o
fan-on-touch?
Caso 4 - La discoteca universal
Nuestro ladrón es un maniático del soul de los cincuenta. Quiere comprar una edición nueva especial remasterizada de
Billy Holliday (tiene más de 20 discos suyos). Tras recorrer infructuosamente cinco tiendas especializadas en Madrid, opta por buscar en el eMule. Encuentra el disco y lo descarga.
¿Ladrón o coleccionista satisfecho?
Caso 5 - Bisbal no, por favor
Ahora se trata de un
bandido adolescente. Su paga mensual no llega a los 30 euros. Siente un sincero odio por la música comercial, pero le han hablado maravillas del último disco de Bisbal. Por si acaso, lo descarga desde
BitTorrent. Sus sospechas son confirmadas. Tras varias escuchas, decide que el disco es música-basura y nunca lo compraría. Ha sido fácil y no le ha costado nada. Se olvida rápido, y sigue su vida. Si hubiera pagado 14 euritos en El Corte Inglés, su cara de tonto no se habría borrado en varios meses, y sus gritos habrían llegado a todos sus conocidos.
¿Ladrón o consumidor inteligente?
Más habitantes de la cueva de Alí Babá
Aurelio tiene 20 años y nunca ha comprado un disco. Ayer hizo
una cola de 14 horas para comprar una entrada de 70 euros para ver a U2 en agosto.
Mi amigo Luis, se ha descargado
Nueve veranos, de
Jose Antonio Millán, para leérsela tranquilamente impresa en papel reciclado. Lo hizo siguiendo
mi recomendación.
Héctor, 23 años, no quiere pagar por la música porque puede descargarla gratuitamente en Internet y prefiere gastar su paga en excursiones de alpinismo. Tampoco va a conciertos, porque le agobian las multitudes. No sabe que dentro de 5 años, comprará una caja con la discografía completa de Oasis (120 euros).
Matías vive en un pueblecito extremeño, donde no llega el ADSL. Sus posibilidades para comprar un disco son casi nulas. Descarga canciones de Joan Manuel Serrat con modem (y paga casi un euro por el tiempo de conexión).
Chuma tiene una web, y ha colgado una imágen de
un cuadro de Antonio López en su página web personal.
¿Ladrones buenos o malos?
Crucificadle
Mientras todo esto ocurre, todavía hay jueces
empeñados en crucificar a
Dimas. Lo único que le queda al Dimas de hoy es seguir afilando las tesis contra la miopía empresarial, las acusaciones falaces, contra viento y marea; contra los clavos de la justicia. ¿O no fueron también jueces los que crucificaron a Cristo?
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