No es la primera vez
que me encuentro con críticas -Dios mío, a alguien le das un micrófono (léase herramienta blogueril), y agarra también la sotana- del tipo: la mayoría de los blogs (que generalización tan odiosa) son pesados, aburridos, el contenido es muy poco original y todo el mundo repite lo mismo, etece.
Pero, ¿es que no se han dado cuenta de que precisamente se trata de eso? Señores del tribunal, que la blogosfera sea repetitiva es "
a feature, not a bug" (por corear al señor Doctorow
en los cien días de Creative Commons en Madrid). Resulta que la terrible fragmentación de Internet -en su vertiente medio de comunicación- hace necesaria precisamente la existencia del eco y la reverberación, para recoger y repetir los mensajes de interés, posibilitando así que estos lleguen a una audiencia que pueda ser considerada como tal. Si viviéramos en "aquellos maravillosos años" de los dos canales de televisión, pues no haría falta emitir repeticiones cada poco tiempo. Una vez y todos santos. Pero es que vivimos en el mundo de la microaudiencia, y por tanto, necesitamos repetidores/amplificadores de señal.
Eso lo primero. Y ahora lo segundo. Resulta que precisamente ese tendido de repetidores es un magnífico sistema auto-regulado de edición en colaboración. Olvidémonos del programador visionario y elegido para la gloria. Ahora, miles de lectores que también poseen medios de publicación se erigen en
Editores que participan en un proceso de selección "natural", una secuenciación de micro-ediciones ó micro decisiones editoriales, que repetirán las noticias o ideas a gusto del consumidor (al fin y al cabo, eso es un blogger, un deglutidor de información), amplificadas hasta llenar los recónditos huequecillos de la blogosfera. Repetidores, sí. Loritos de repetición. Y si no nos gusta, pues tendrá que ser por otra cosa, pero no por la falta de originalidad, que eso ya lo teníamos antes. Disfrutemos ahora con la "democratización" (odiosa palabra, que uso en contra de mi criterio, para facilitar la comprensión del mensaje) del proceso editorial. Ni mejor ni peor. Diferente e intrigante.
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