Ahora está de moda que los de allí,
hablen sobre los de aquí. Como se acogen al programa "columnas por alimentos", escriben cuando deben, no cuando quieren. Envidian la libertad de movimientos del blogger, pero a cambio, ellos tienen un púlpito (con y sin tilde). ¿Buscarán los de aquí subirse al pulpIto también? Imagino que sí. Ponerse la sotana, y sermonear a cambio de más eurillos de los que proporciona el AdSense. Pero no todos, porque eso del periodismo oficial se está devaluando. Lo que mola ahora es el periodismo amateur. El
ciudadano reportero, con su cámara móvil y sus SMS, captando carnaza para los medios, que terminarán pagando por foto de catástrofe enviada: "envía tu foto del tsunami y participa en un magnífico viaje a las tranquilas islas Seychelles: ¡100% tsunami free!"
El caso es que los de allí, quieren hacer gracia cuando hablan de los de aquí, pero su corsé les aprieta tanto que al final la mueca causa pena, y los de aquí les ladran sin vergüenza. ¿O acaso no nos pagan para ser insolentes?
He comprobado que en los blogs se agazapa mucho pensamiento neocon, mucha derecha vergonzosa (y vergonzante), mucho enano infiltrado. Me pregunto qué pasaría si a todos los escritores que sueltan paridas en un blog les dieran de pronto una tribuna en un periódico.Y me respondo: desgraciadamente no pasaría nada.
¿Habrá también una izquierda vergonzante? ¿Tendrá ésta cabida en la red? Imagino que vergonzante significa no correcta políticamente, justo de lo que termina hablando madame Rigalt. ¿Será esta abladía vergonzante? ¿O sin buscarlo, resulta que soy políticamente correcto? ¿Estaré ya encorsetado por mi audiencia? ¿Audiencia? No me hagan reír.
Actualización 17 agoComo fallaba el link original al artículo de Carmen Rigalt en Periodista digital, lo he pegado en los comentarios)
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