Sigo sin teléfono en casa. Llevo 72 horas. En mi lista negra contra Auna después del retraso de dos semanas de la conexión del ADSL, y luego, las 72 horas sin línea telefónica, ahora apunto una tercera: las horas desperdiciadas al teléfono con mis operadoras favoritas de la compañía. En mi denuncia (no sé si formal, o simple exposición de hechos al departamento de defensa del cliente, si algo así existe en Auna) constará la valoración de estas horas, junto con otra serie de conceptos, y probablemente abarque unas dos o tres facturas mensuales.
Mis logros al teléfono:
- Abrir tres incidencias en el transcurso de 24 horas. Dos de ellas no se hicieron correctamente (!).
- Descubrir que el departamento de logística me llamó a las 24 horas de la "supuesta" portabilidad del número para comprobar que mi teléfono no funcionaba. Al móvil que había dejado de contacto, no se les ocurrió llamarme.
- Obtener otro número de atención al cliente (también 900), donde me informaron cortésmente que ellos no podían ya hacer nada porque las incidencias estaban iniciadas por el primer 900.
- Conseguir, tras arduas diatribas, que me pasaran con una coordinadora de call center, para averiguar lo que ya sospechaba: se trata de otra etapa en el
workflow para mitigar cabreos: un
sparring más en el camino.
Como me encontraba locuaz (mi mujer me confesó que le recordé a Jimenez Losantos al teléfono), amenacé con no pagar las facturas que me llegaran. Creo que lo anotaron, y seguro que empeora mi situación.
Esta noche he soñado que tiraba octavillas por todo Madrid, desde un helicóptero. Lo cual dejaba indiferente a Auna, y conseguía que Gallardón me pusiera una multa estratosférica.
Ahora que lo pienso solo me ha faltado amenazarles con que tengo una bitácora, y que les iba a poner verdes a los cuatro vientos. Imagino a la operadora temblando:
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