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  • Hola, soy Fernando Polo, y este fue mi blog querido (?), que ya no actualizo periódicamente. Si quieres saber más sobre mí, ahora posiblemente te interese seguirme en LinkedIn.

    diciembre 16, 2016

    Etiquetas Fuera, de Maite Arsuaga

    He tenido el orgullo de ser elegido por Maite, José Ignacio y Ester para acompañar a Maite en el acto de presentación en Torrelodones de su libro de poesía, Etiquetas Fuera. A continuación dejo el texto que usaré esta tarde como introducción del acto.

    ****

    Una mañana de primavera de 1994, le solté, a bocajarro a mi padre: "papá, quiero dejar la carrera". Yo estudiaba quinto de ingeniería industrial en ICAI (por aquel entonces ya valía un cierto dinero) y me quedaba un año para terminar. "Quiero cambiarme a Filosofía y Letras", le dije. Mi padre respondió algo como esto: "Lo entiendo, hijo mío. Aunque soy yo el que te paga la carrera, tú ya eres adulto y debes decidir tu destino. Cuando lo hagas, por favor, asegúrate de cerrar bien la puerta de la calle. "
    Siempre he sido un cobarde. Y desde hace unos años ya, soy también Ingeniero Industrial con título.

     Todo había empezado tres años antes. Una madrugada de junio, aburrido de estudiar un examen de química orgánica, empecé a hilar unos versos llenos de ácido desoxirribonucleico y otras formulaciones rimbombantes. Estaba reflotando un hobby abandonado a los 9 años, tras haber ganado un premio en el concurso de poesía infantil de Gloria Fuertes allá por 1980. Desde segundo de carrera, ya no dejé de escribir. A mucha gente le he confesado que yo nací, digamos a la vida consciente, a los 22 años, con ese primer poema de química orgánica. La poesía se convirtió para mí, mayormente, en una forma de leer el mundo y me cambió para siempre. Y cuando leo a Maite Arsuaga, siento a alguien que lee el mundo con ojos de poeta.

     He leído y releído muchas veces este poema, que Maite escribió el 18 de mayo de 2016:
    Yo sé que los frágiles cristales de mi esfera se empañan por dentro y solo se limpian desde fuera y eso me da miedo la vitrina de mi ombligo no me deja respirar y de tanto rodearme me he vuelto a marear.
    La primera vez me sorprendió, la segunda me emocionó. Luego lo releí con cierta incredulidad. Creí que yo le dotaba de un sentido más profundo del que realmente Maite quería expresar (así de arrogantes somos los adultos, Maite). Lo contrasté con mi mujer, a la que le hubiera encantado estar hoy aquí. Comprendimos que sí, que realmente Maite quería expresar lo que expresaba. Desde entonces siento por ella admiración, pero también una profunda envidia, que no acierto a adivinar si es sana. Maite nació a la vida consciente como mínimo con 15 años... ¡Qué ventaja me saca!
    "Hay quien enseña los dientes Y dice que sonríe"
    Yo ahora, estoy sonriendo. En serio.

     Dice Maite en "Qué bonito es eso de reencontrarse":
    Puede que escribir sea solo una forma de retener cosas que no sabes si existen en realidad. El amor, las ganas, el sueño. Cosas que se evaporan, que cambian con el tiempo, que son inestables como la vida, consecuencia de ella. Sin embargo, vivo atada a ese balanceo tan vertiginoso y me tiro de cabeza a barrancos para, mientras caigo, esperar al rescate. Hasta que de pronto, y sólo a veces, dejas de estrujar la mirada, y te paras a descansar de tu desastre. Las vistas son tan bonitas, y la soledad se queda tan sola...
    Hay un tipo de felicidad muy concreta y que sólo conocen los que dan rienda suelta al acto de crear. El placer que siente el creador al admirar la obra terminada. Un día "dejas de estrujar la mirada y te paras a descansar en tu desastre. Las vistas son tan bonitas..."

    Hoy es un día muy importante y no sólo por ti, Maite. Voy a quitarte ahora un poco de protagonismo. Eso no es malo.

    Hoy más que nunca, es importante educar a nuestros hijos en valores, predicando con el ejemplo, y no sólo con la palabra. Y sé que José Ignacio y Ester (sobre todo José Ignacio, que es difícil de callar) predica mucho con la palabra. Como todos los padres increíbles del mundo, hacen cientos de cosas increíbles. Y hoy celebramos uno de esos actos admirables, nimios, trascendentes, no noticiables, que deberían serlo. Decidir regalarle a su hija por sus 18 años, la publicación de un libro con una selección de los poemas que a su vez Maite "regala al viento" en su blog. Este regalo de mayoría de edad, no olvidarás en otros dieciocho años.

    Y también creo que debemos darle atención al hecho de presentar aquí hoy, en Torrelodones, tu libro. Un pueblo con un "gobierno municipal" que decide que un acto como éste es "significativo" para todos, aunque parezca "insignificante" para tantos. Presentando tu libro, estamos celebrando a todos los poetas anónimos o no, jóvenes o mayores, reconocidos o no reconocidos, que leen el mundo con su poesía. Hoy celebramos a los creadores que mejoran el mundo "sorbito a sorbito" como le gusta escribir a Maite.

    Tener un libro publicado y presentarlo en sociedad en un auditorio como éste, se parece bastante a un sueño hecho realidad. Yo me pasé años fantaseando con la presentación de mi primera novela en el Fnac de Callao. Los sueños se cumplen a veces, aunque algunos detalles puedan diferir de la realidad. Porque cuando Planeta nos publicó el primer libro, y lo presentamos finalmente en el auditorio del Fnac de Madrid, resulta que en lugar de una novela, se trataba de un futuro bestseller "de marketing". Con muuuucha lírica y épica dentro, eso sí.

    Termino con palabras de Maite. Acabo "Sin Etiquetas":
    "Porque hay que saber a una persona para encontrar sus grietas. Es un honor conocerte, quererte y saberte. Y qué privilegio"
    Gracias por invitarme a tu fiesta, Maite.

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    julio 15, 2016

    No abandonemos tan rápido el "trabajo duro"

    Me da la sensación de que el denominado "trabajo duro" está cayendo en desuso en estos tiempos. Parece que está de moda el "work smart, not hard". Algo que a la hora de crear equipos emocionantes de alto rendimiento, no me cuadra del todo. ¿Por qué? Porque nos cuesta mucho aceptar que alguien obtenga resultados, con menos esfuerzo que nosotros. Genera mal rollo, y suele llevar a reducir el esfuerzo. Y yo creo que nadie ha cambiado el mundo trabajando de 9 a 5. En mi otro blog, FernandoPolo.com (abladías está un poco abandonado a favor de mis esfuerzos de marca personal en inglés, he desarrollado el argumentario completo. Quizá lo traduzca en algún momento a español, y si es así, lo vincularé más tarde.

     Leer High performance teams: Why “effort” & “results” must walk hand in hand



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    julio 04, 2016

    Por qué a Territorio creativo le cuesta trabajar con la Administración Pública

    Desde hace 6 años, hemos trabajado desde Territorio creativo con la administración pública española en varias ocasiones. Organismos como Correos, Red.es o la Unión Europea en España, nos han tenido como partners y creo que hemos conseguido desarrollar un buen trabajo pese a la penuria de costes.

    Sin embargo, cada vez trabajamos menos con el Estado, y mi sensación, es que cada vez lo haremos menos. Sus procesos de adjudicación están demasiado orientados a criterios económicos, lo cual hace que a pocas empresas de servicios con vocación de excelencia les interese este tipo de proyectos.

    A continuación copio y pego un correo "modificado" y "anónimo" que envié hace tiempo, a modo de pataleta, tras comprobar que "otra adjudicación" se nos denegaba. Mi cabreo era conmigo mismo. Cada vez acudimos menos y menos acudiremos. Porque no se puede combinar emoción y calidad, con criterios que premian la mediocridad empresarial.


    Estimado Sr. X,
    Recibimos la comunicación antes de ayer y lo lamentamos. Sobre todo lo lamentamos no por esta ocasión, sino porque nos reafirma en la imposibilidad que tenemos nosotros de trabajar con la administración pública, y la de la propia admón con una empresa como la nuestra.  El proyecto era interesante, como tantos otros proyectos que nos gustaría hacer para ayudar al estado en su labor de tranformación empresarial. Por su respuesta, creemos entender que la decisión es económica. Sin querer entrar en detalles, decirles que para que pudiera ser aprobado internamente el proyecto al precio que lo hemos presentado (un proyecto tan pequeño, además), hemos tenido que hacer maravillas. 
    Un día si les interesa, les envíamos nuestra estructura de costes. Ninguna de las personas que conformamos Territorio creativo nos hacemos ricos con nuestros salarios, incluídos los socios fundadores. El EBITDA de este año apenas superará el 10% (lo cual está por debajo de lo que debería) y siempre hemos reinvertido todo el beneficio sin repartir un sólo dividendo. 
    Invertimos en formación, en cultura corporativa, en emoción para que los trabajadores de esta compañía seamos felices y el nivel de compromiso con el trabajo y con los clientes sea extraordinario. De esta forma hemos sido capaces de crecer de 300k a 7 mill euros en facturación en 5 años con una reputación inmaculada y 6 oficinas. 
    Pero los burocráticos procesos de compra (especialmente los de la administración) basados en precio, no suelen tener en cuenta cosas como la emoción de las personas que participan en el proyecto (que en un entorno de innovación, lo es casi todo) o la inteligencia colectiva de la organización. 
    Y así, estos procesos terminan imposibilitando a las organizaciones que los adoptan, trabajar con una empresa como la nuestra. 
    Espero que disculpe usted mi lamento. Sabemos que no es el último responsable. Pero este tipo de asuntos, que en el caso de la admón pública adquieren status de ley, son un problema de competitividad nacional. Desde una perspectiva egoísta como organización no nos afecta demasiado. Somos felices mal que bien, crecemos, disfrutamos, somos felices. Pero como ciudadano y como profesional comprometido con la comunidad en la que desarrolla su labor, no deja de importarme algo de lo que apenas se habla. Lamentablemente, sé que la gente saldrá a la calle para protestar porque los ricos ganan mucho, o por una sanidad pública de calidad, pero no confío en que ciudadanos indignados promuevan plataformas civiles para derribar este tipo de leyes y prácticas que realmente nos afectan en nuestra productividad y en la capacidad de exportación y de generación de riqueza. 
    Así que de vez en cuando me permito una pataleta como ésta. 
    Ruego que me disculpe y espero que algo cambie en algún momento y podamos encontrar la manera de volver a colaborar con ustedes. Suyo afectísimo, etc, etc. ... 

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    febrero 17, 2015

    ¿Qué es un lidertario?

    El siglo XXI requiere un nuevo tipo de líder. Un líder que busca la meritocracia, no la autocracia. Que dota de autonomía y libertad a cambio de la responsabilidad. Que entiende las dinámicas digitales, practica los valores digitales y entronca con el punto de vista de las nuevas generaciones.

    Hemos escrito un libro para explicar lo que es, pero aquí van algunos rasgos identificativos:

    • Un líder conectado a las personas con las que trabaja, que las escucha, que habla con ellas y les da “cariño” en público, de manera transparente, sin temor ni reparos. 
    • Un líder más profesor que jefe. Que inspira, que enseña, que ayuda. Un líder “servicial”. 
    • Un comunicador férreo y consistente: que lee, que escribe y que habla en público. Y que no renuncia a ninguna de las tres herramientas para inspirar y guiar. 
    • Un líder en comandita. Que no se aferra a un puesto. El lidertario guía y no tiene reparos en ser guiado. Yo inspiro en algo, y soy inspirado en otras cosas. La jerarquía impone “cargos” y “puestos”. El lidertario no requiere ninguna de las dos cosas. Lidera y es liderado.
    • Un líder imprendedor. Que sabe que hay que empujar, que hay que tirar del carro. Que pide perdón, antes que permiso. Que sabe que la burocracia y el consenso mata la innovación. Y que sabe que su cruzada hace crecer el bien común del proyecto cooperativo.
    • Un líder que otorga “libertad a cambio de la responsabilidad” y que rehuye el control y el “ordeno y mando". 
    • Un líder humilde. “Cuanto más convencidos estamos de haberlo merecido, más lejos estamos de merecerlo”.


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    enero 02, 2015

    ¿Será el 2015 el año de los "wearables"? Ciertamente no.


    Llego a las magníficas predicciones del Financial Times, de la mano de un post en nuestra red interna de Gonzalo Martín, que destaca el hecho de que piensan que 2015 no será el año de los wearables:
    Apple’s Watch, due to launch soon, has at least cracked the aesthetic code: it is a wearable you might actually want to wear. It will also become a powerful techno-status symbol. But other than a few useful things such as telling the time, it is not clear why you would need it.
    The other great hope of the wearables industry, Google Glass, has missed its promised launch date and is in danger of becoming a symbol of tech hubris. Does Google really expect people to adopt its cyborg chic in their everyday lives? Expect it to reboot the idea this year, probably in a more limited way: there are many jobs where having a heads-up display would be very useful.
    For the mass market, applications such as health monitoring hold great promise. But wearables still look like a technology in search of a purpose. The truly useful gadgets are yet to be invented.
    Aunque en sentido diferente al de su autor, Richard Waters, yo también pienso que el 2015 "no será el año de los wearables", igual que el 2007 no fue el de los smartphones, y sin embargo, la revolución se "aceleró" en ese año, con el lanzamiento del iPhone. Ponerse a rebuscar artículos que hablaban de que el iPhone no sería un éxito, cuando salió al mercado en 2007 es fácil.

    Yo, sin embargo, tendré uno de los primeros Apple Watch y unas Google Glasses, como en su día me compré un iPhone en NYC a los dos meses de salir (y pasé por el terrible proceso de liberación, se me pone la piel de gallina, cada vez que me acuerdo de un domingo entero que pasé buscando cómo revivir un iPhone que se me quedó "ladrillo"). Y tendré esos gadgets, porque hasta que no los tienes, no entiendes en qué te puede ser realmente útil. Precisamente lo que dice el autor del artículo: "But other than a few useful things such as telling the time, it is not clear why you would need it.

    Ja... Cuento muchas veces una discusión en 2003 que yo tuve con Luis García de la Fuente, fundador y mi socio en DiceLaRed, sobre los "smartphone" mientras hacíamos un estudio para Telefónica, escuchando lo que se decía en los foros, con el lanzamiento del 3G. Luis, que fue visionario como para "inventar" los softwares de monitorización online y para anticipar muchas otras cosas, pensaba sin embargo que el teléfono "navaja suiza" no funcionaría, por un tema de ergonomía... Y ahora imagino que pensarían los productores de cámaras digitales de baja gama ante esa afirmación. Yo imaginaba que se podrían encontrar usos (Instagram no existiría si alguien no se hubiera empeñado en poner una cámara a un Sony Ericsson). Hoy es sabiduría popular aquello de invéntalo y que otros encuentren la manera de usarlo...

    Y también me gusta contar la historia del termómetro. Los iPhone no tienen termómetro (tienen sensores para proteger el funcionamiento, pero no miden temperatura). Ni falta que hace, porque en muchos casos, yo quiero saber la temperatura exterior, no la interior y no es cuestión de dejar el iPhone durmiendo en la calle. Pero si combinas: "gadget siempre a mano" + acceso fácil (táctil) a Apps + desarrolladores de Apps (cientos de miles) + open data + estaciones meteorológicas públicas ... Tienes Meteoclimatic, una app que muchos no conoceréis, pero que a mí me dice cada mañana la temperatura en tiempo real (actualizado cada 15 minutos) en Madrid Chamberí, y en Pozuelo. La diferencia entre unos y otros, me sirve para calcular el frío que pasaré en la Casa de Campo, y así acierto "clavado" con la cantidad de ropa, guantes, gorros, etc, para salir a correr. ¿Quién hubiera podido preverlo hace apenas unos años?

    Puede que nunca llevemos wearables tal y como los vemos ahora (google glasses, iwatches,...) Pero el hombre biónico es imparable. E incluso si la adopción fuera masiva (como pasó con los smartphones) seguro que el cambio no lo veremos en 2015.

    Os dejo el documento que publicamos hace unas semanas, sobre 15 tecnologías que cambiarán nuestras vidas (aunque no en 2015 ;-), y que incluye los "wearables".

     

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    agosto 28, 2014

    ¿Se puede realmente vivir sin jefes?


    Aunque no he conseguido generar debate en el post original, sobre la Autogestión y el ocaso de los jefes en #TcBlog, he mantenido ciertas conversaciones en Twitter, LinkedIn y Facebook y sobre todo, de palabra en muchos pasillos y cafés. Parece que la conversación esté huyendo de los blogs irremediablemente.
    Me importa mucho el tema de la autogestión, management 2.0, holacracia o como queremos llamarle. Llevo años rumiándolo e intentando convencerme (a mí el primero), para poner en práctica muchas de las ideas alrededor de un mismo concepto: una forma de gestionar y organizar las empresas de manera diferente, caracterizada principalmente por un menor control (mayor autonomía) en la toma de decisiones, un sistema más horizontal, menos jerárquico, con menos mandos intermedios y unos niveles de democracia muy raros para algo tan yo-ordeno-tu-obedeces como es el empresarial.
    De mi post en #TcBlog:
    La autogestión es un largo camino y conlleva elementos que generan fuerte rechazo entre la élite directiva, acostumbrados a atesorar la posición obtenida. Transparencia financiera absoluta, disminución de diferencias salariales y privilegios entre directivos y empleados, teletrabajo, reducción de normas y procedimientos, consenso en decisiones tácticas e incluso estratégicas, votación para el emplazamiento físico… La democracia, en suma, se cuela por los muros de la empresa. Trata a los trabajadores como adultos, y a cambio ellos devuelven entrega, pasión, entusiasmo. Un jefe puede ordenar una tarea, pero no compromiso, porque no existe compromiso real si no viene de la autoexigencia personal.
    Mucha gente ha jaleado el post en redes sociales, pero en conversaciones cara a cara con “managers", se huele el escepticismo. Y sobre todo, la percepción de que aún creyendo en ello, aplicar todo esto es jodidísimo. Y así es, porque “implantar” la autogestión suele requerir jefes que no quieran "jefear", lo cual es más difícil de encontrar que políticos que quieran renunciar al privilegio de subirse el sueldo o presidentes de IBEX 35 que no dispongan a su antojo de las normas para perpetuarse vitaliciamente en el puesto.

    Mi camino escepticismo a la fe
    Voy a hacer una revisión de mi proceso de conversión, aportando algunos documentos escritos, que espero que le den más credibilidad a mi fe actual. Desde el escepticismo formal, pasando por la conexión emocional con lo conocido (la web 2.0) y llegando la práctica y al creo porque veo.
    • Escepticismo. Siempre he sido asiduo a los libros de management, pero mis primeras lecturas sobre autogestión ocurrieron en algunos blogs, en particular, un par de posts de Julen Iturbe que me dejaron tocado y en los que entré a trapo a sacudir y generar polémica.
    • Vamos a pensárnoslo mejor. Imagino que las primeras trifulcas públicas, me llevaron a reflexionar más y mejor. El libro de Gary Hamel, El futuro del management, me hizo conectar puntos. Yo era un fervoroso creyente de la web 2.0, pero no había conectado aún el fenómeno con la gestión empresarial. Hamel, mente preclara, se aprovechó de ello y lo conectó rápidamente. Desde entonces, y con iniciativas como Management Innovation Exchange, se ha convertido en el adalid de la “innovación en management”. 
    • La web 2.0 y su impacto en el management. Mi reflexión produjo un manifiesto sobre management 2.0 en 20 tesis, que me ayudó a interiorizar conceptos y a comenzar a defenderlos e incluso a practicar superficialmente con algunos conceptos (por aquel entonces, llegué a dirigir un departamento de 80 personas, y siendo honesto, reconozco haber utilizado el entorno de laboratorio). 
    • La apuesta seria. Cuando en 2009 me incorporé a Territorio creativo, pasaron muy pocos meses y el equipo comenzó a crecer, así que decidimos desde muy pronto, empezar a trabajar en aspectos de cultura corporativa y a introducir conceptos de autogestión. Estamos aún en pañales, pero los resultados han sido satisfactorios hasta aquí. 
    • El libro. Al terminar nuestro primer libro, Socialholic, Juan Luis y yo imaginamos que un día escribiríamos un segundo libro sobre nuestros experimentos con la autogestión en Territorio creativo. El libro tiene nombre y está en fase de últimos retoques. #lidertarios saldrá a la luz en enero de 2015. 
    • El futuro. Lo único que tenemos claro, es que para sobrevivir al siglo XXI, Territorio creativo deberá avanzar más radicalmente por la senda de la autogestión. Estamos en la infancia. Seguiremos creyendo y apostando. Ojo, sin cabezonerías, probar y probar, si funciona, cámbialo. En nuestro libro explicaremos con mucho mayor detenimiento el porqué ;-)
    Actualización 2 enero 2015
    #Lidertarios sale finalmente a la luz el 15 de enero de 2015.

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    marzo 03, 2014

    It's the culture, stupid



    Llevo unos días nervioso, porque leí un artículo en New Yorker, que ponía en entredicho el milagro de la productividad prometida por Internet. Lo cierto es que yo soy defensor de que las nuevas tecnologías (especialmente las tecnologías digitales sociales) nos hacen más productivos, en la gestión de nuestras relaciones personales, y por ende, en nuestro output económico. Vamos, que un uso adecuado de las herramientas 2.0, nos permite entregar más valor ahora, que antes. El problema, evidentemente, es cómo se mide ese valor. No es evidente que los indicadores tradicionales macro-económicos (output por trabajador o PIB) midan con precisión el valor, especialmente cuando este no puede cuantificarse en transacciones económicas (uno de los problemas de la economía "colaborativa", por ejemplo).

    A mí, lo cierto, es que cada vez me da más pereza hablar de tecnologías, y me pone más cachondo hablar de cultura corporativa y de management, especialmente, si es de "innovación en management". Creo que miramos al dedo, cuando apuntamos a la luna, y que nada va a cambiar por el simple hecho de implantar tecnologías caras. Recuerdo de mis épocas de consultor gran cinco, que había una ecuación que decía Vieja Organización + Nueva Tecnología = Vieja y Cara Organización. Más o menos se mantienen los parámetros.

    Pero sobre todo, creo que el pequeño crecimiento de la productividad por trabajador que se aprecia en los últimos 10 años, tiene poco que ver con Internet o las tecnologías 2.0. La promesa de la productividad digital está aún por consolidarse, cuando se incorporen realmente las herramientas en el día a día de las organizaciones, pero sobre todo, cuando se transforme de una cultura corporativa basada en el control, en la jerarquía, en la definición centralizada de responsabilidades, y se migre hacia una cultura digital, basada en el libre acceso a la información, en la auto-gestión, en la organización en red y en la colaboración y la co-creación.

    Mi visión se resume en el esquema que encabeza este post: una cultura que sirve de engranaje a tres ejes de trabajo que persiguen la motivación de los miembros de una organización. Dichos ejes son, la visión compartida, el desarrollo personal y profesional del individuo y la autonomía de actuación. No nos gusta recibir órdenes. No nos motiva. Y a la generación de los "millennials" aún menos. Así que o empezamos a cambiar nuestras organizaciones, o poco vamos a avanzar en términos de productividad de los trabajadores del conocimiento.

    He escrito dos posts en #TcBlog al respecto de la promesa de la productividad que enarbola el Social Business, que se resumen en esto:
    [...] no es el momento de analizar si unas cifras extrañas le dan la razón a los evangelistas digitales o a los escépticos. Es el momento de apostar decididamente por crear organizaciones más sociales, que ponen a las personas como protagonistas de la transformación, desmontando estructuras antiguas y burocráticas, para disfrutar plenamente de nuestra actividad profesional y comprometernos con nuestras empresas.
    Leer:

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    agosto 06, 2013

    Vivir cuantificado: el horror de los neoluditas


    Desde hace un año me subo todos los días a una báscula Withings que se conecta vía wifi para mostrarme en el iPhone la curva histórica de mi peso. En estos doce últimos meses, además de adelgazar 20 kilos, he hecho otras cosas por primera vez en mi vida. He comenzado a usar un eReader (Kindle), me acabo de mudar con mi familia a una casa "grande", he cumplido 42 años, he corrido 1670 kilómetros (entre ellos, por primera vez, una maratón) y los he contado con mi iPhone y su GPS y he decidido que mi próximo coche no será de segunda mano. Y -¿casualmente?- he mantenido por primera vez la pérdida de peso, estabilizando mi peso en cerca de los 70 kilos.

    Enumero esta lista detallada para aclarar que son varios los factores que pueden haber influido en el hecho de no haber recuperado el peso perdido por primera vez después de una dieta. Pero aunque sean varios, estoy seguro que mi báscula diaria y el acceso a los datos a golpe de pulgar me han servido para mantener la fuerza de voluntad. No estoy diciendo que una báscula conectada suponga un remedio universal contra los problemas de sobrepeso. Estoy diciendo que medir ayuda a mejorar. Y eliminar las barreras de la pereza con mejoras tecnológicas para recabar datos sin esfuerzo suplementario (almacenar en un Excel las pesadas, por ejemplo) es determinante.
    El "personal data tracking" o "quantified self" es una tendencia en alza y parece haber llegado lentamente para quedarse casi sin darnos cuenta. Ahora parece haber una fiebre de "FuelBands" y de artilugios conectados para llevar encima. Algunas serán más perceptibles y otras menos. Pero es obvio que estas dinámicas de cuantificación de datos personales nos ayudarán a establecer hábitos saludables y a monitorizar parámetros vitales, estableciendo, por ejemplo, alertas, como la del medidor de glucosa en sangre que envía un aviso a un familiar si el azúcar está alto.

    Me sorprende que cuando Pedro ha escrito sobre el "yo cuantificado", hayan saltado voces neoluditas para argumentar sobre la debacle que se cierne sobre nuestra existencia por el uso de la tecnología. En un comentario se sugería que es mejor mirar a las caras de nuestros compañeros de vagón de metro que al móvil. A ver si va a resultar que también es mejor dejar de leer un buen libro y ponerse a escudriñar los caretos adormilados.

    Lo que me suele molestar del neoludismo es que parece que fuera la tecnología la que produce apatía social cuando es evidente que esto responde antes a deficiencias de educación o de pereza mental. Y aunque jugar al tetris en el metro no tiene por qué hacernos más sociales o inteligentes, no veo que la renuncia voluntaria a todo ello mejore en nada la cuestión. Antes al contrario, estoy convencido de que el ejercicio mental derivado de la interactividad y las posibilidades de relación social que facilitan las pantallas digitales ayudan a deshacer el daño que durante décadas ha ejercido en la sociedad del primer mundo el consumo pasivo de televisión. Y por supuesto, defiendo al #socialholic como un innovador en potencia. Sí, ya sé que soy optimista. Pero es que me cuesta verlo de otra forma, después de varios años de tecnofilia irredenta.

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    julio 18, 2013

    Foxize, un año después

    Me siento muy orgulloso de participar como socio en un proyecto como Foxize. Especialmente por la calidad humana del equipo del proyecto, y por la cantidad de grandes profesionales que ha sabido atraer como profesores que se sienten cada vez más partícipes de un proyecto común.

    En su blog, se puede consultar una infografía y un resumen de lo ocurrido al cabo del primer año escolar. Son números magníficos que me hacen sentirme un poco culpable, porque en calidad de socio minoritario ayudo mucho menos de lo que me gustaría. Pero sé que me lo perdonan, y que aún así, me quieren ;-)



    ¡A por un segundo año en el que batiremos todos los records!

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    junio 20, 2013

    La falacia de los "influyentes"

    Nadie nunca antes puso tan seriamente en entredicho el uso de supuestos "influyentes" para propagar ideas y generar tendencias como  Duncan Watts - una eminencia académica de teoría de redes - lo hizo allá por 2008. Su experimento de 2007, fue directamente contra el sacrosanto  "The tipping point" que Malcom Gladwell parió a principios del milenio.

    Puntos clave de la contra-teoría de Watts:

    • Él no cree que sea posible "encender la llama" de una tendencia o producto, simplemente contratando a influyentes.
    • La propagación de una idea/producto/tendencia tiene más que ver con la propensión del receptor a ser infectado por el virus, que con la capacidad de influencia del propagador (esta idea la ha usado Adams en su también reconocido libro "Grouped").
    • Cualquier mortal puede arrancar una tendencia. Si la tendencia/idea pasa por un influyente, este la hace llegar un poco más lejos que la media, pero su participación no es clave en la propagación, ni asegura la acogida masiva de la idea.
    • Los efectos de red son demasiado caóticos e imprevisibles para formular teorías que aseguren la propagación masiva de ideas a través de las redes.

    Watts, que en 2001 replicó el experimento de Milgram de 1967 de los 6 grados de separación mediante herramientas de comunicación digitales, comprobó que los grados de separación eran seis. Sin embargo, el hecho de que unos pocos y muy conectados personajes acapararan mucho del tráfico de las cartas del experimiento de Milgram, que fue justamente lo que inspiró a Gladwell su teoría, era posiblemente un error debido al tamaño muestral de un experimento que nunca fue aceptado como prueba científica concluyente. Se hizo por correo físico y sólo 18 cartas llegaron a los destinatarios reales.

    Para su contra-teoría de los influyentes, Watts construyó una réplica social en un mini juego digital donde existían nodos más conectados y menos conectados, vínculos débiles y fuertes, etc. Sus miles de iteraciones respaldaron la teoría que ya había sido anticipada en el libro, Six Degrees que publicó en 2004.

    Esta contra-teoría no fue (ni lo es) evidentemente muy bien acogida por muchos "marketers" y agencias, que llevan años (desde que en 1954, Katz elaboró la primera teoría de "Influencia personal") invirtiendo y vendiendo el poder de celebridades y similares.

    Personalmente, no me interesan ni me gustan las acciones de comunicación basadas en "celebrities" y menos aún, las de los supuestos influyentes 2.0. Creo, sin embargo, que el estudio y mapeo de comunidades, el levantamiento de grafos sociales y de grafos de intereses, ayuda a optimizar el ROI en las acciones de marketing de comunidad (tan escasísimas, por cierto, hoy día).

    De hecho, yo solo creo (tonto de mí) en construir relaciones duraderas con clientes y usuarios, basadas en la utilidad real y el compromiso. El resto es un pasatiempo y un desperdicio de dinero, que genera muchos ingresos a agencias de todo tipo y permite a los marketers vivir más cómodos, creyendo que trabajar con unos pocos influyentes les evitará la incomodidad que anticipaba el fin de la era de la publicidad masiva. 

    Pero eso de las relaciones duraderas es aún ciencia ficción. Y lo digo desde mi visión y participación en proyectos de comunicación y marketing supuestamente innovadores. Y desde mi cercanía a empresas que habiéndose erigido en los faros del marketing del siglo XX, aún piensan que desempeñan esa labor, sin percatarse de cómo se les ha movido la costa ni de lo rápido que se aleja.

    Link:
    - Is the tipping point toasted?, en Fast Company, Febrero 2008.



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    abril 13, 2013

    Tener cariño para regalar

    Hace 3 meses se publicó el libro de Jesús Lacoste, El perfil humano y profesional de los emprendedores digitales, en el que entrevistaba a 73 personas que han emprendido en España en Internet. Aquí dejo mis respuestas tal cual fueron enviadas ;-)

    PERFIL HUMANO
    Una exigencia diaria:
    leer y escribir
    El último libro que ha leído y/o recomendado:
    “Lo que ahora importa”, de Gary Hamel.
    Se le da mal....
    aceptar mi mediocridad
    Experto en....
    Estructurar ideas desestructuradas
    No perdona...
    Lo perdono todo, aunque a veces cuente hasta 100.
    Una comida para compartir con quién, cuándo y dónde:
    Churros, en los #TcDesayunos, con tecerianos, amigos, clientes y la comunidad.
    Una película que le gusta:
    El marido de la peluquera, de Patrice Leconte.
    Siempre lleva en el bolsillo:
    Antes llevaba una púa de guitarra. Ahora llevo un teléfono.
    Forofo/a fan de...
    Los emprendedores y los “imprendedores”. Y de los poetas del 27.
    En una escapada corta, ¿adónde va?:
    Descargamaría, Sierra de Gata, Cáceres.
    Y un país para una larga temporada...
    Alemania.
    Filosofía de vida:
    Exígete a ti mismo primero. Y luego sigue con el resto.
    Un héroe o personaje que admire:
    Amancio Ortega
    Aprendizaje familiar:
    Mis niñas y mi mujer, me enseñan a verme de manera diferente.
    Un sueño por cumplir:
    Liderar sin gestionar.
    Una afición para relajarse y desconectar:
    Componer canciones.
    Defina su estilo de vestir:
    Me gusta el estilo británico (Merc, Ben Sherman, Scotch & Soda) e intento cuidar el look, pero no Sé combinar colores.
    Teléfono móvil preferido (BB, Samsung, iphone,....:
    iPhone
    Prefiere Windows, Mac o Linux:
    Mac
    En el garaje ¿coche o moto? ¿marca?....
    No me acuerdo ;-) Un monovolumen familiar feo y de 2ª mano, de 6 plazas.
    ¿Qué suena en su iPod o mp3?:
    Didi, de Khaled. O Dominique A. O Wim Mertens. O Radiohead… Muchas cosas, es lo bueno del mp3.
    ¿Un deporte para ver? ¿y para practicar?:
    No veo deporte (salvo a la Roja) pero me gusta correr y esquiar.
    ¿La tecnología nos favorece o nos vuelve inhumanos?:
    Nos hace mucho más sociales e innovadores, aunque perdamos individualidad.
    Estamos más informados pero.... ¿sabemos más?:
    Saber quién sabe es más importante cada vez.

    PERFIL DIGITAL
    ¿A qué edad creó su primera empresa o empezó a trabajar?
    Empecé a trabajar a los 14, dando clases y siendo relaciones públicas en bares a los 18 (combinándolo llegué a ganar 700 eur/mes). Mi primera empresa en 2002, con 31.
    ¿Qué titulación o formación tenía entonces?
    Soy ingeniero industrial y había hecho un master comercial y marketing.
    Tenía dinero o tuvo que pedirlo (a familia, VC,…)
    Familia. Y un amigo.
    ¿Qué era lo que más le motivaba en sus inicios? ¿y ahora?
    Ser feliz el domingo por la tarde. Ahora también.
    Qué es más importante ¿la idea? ¿o ser el primero?
    Querer hacer algo bien, y hacerlo.
    Qué es peor ¿el miedo al fracaso del emprendedor o la burla social (el ‘ya te lo dije’ o ‘ya lo sabía’) tras un fracaso?
    Lo peor es que la gente crea que cambiar el mundo no es tarea suya.
    Se reconoce el mérito del emprendedor o seguimos pensando ‘qué suerte ha tenido’
    Yo creo mucho en la suerte. Si no, tras el fracaso (han sido varios) me habría cortado las venas.
    ¿Para triunfar hay que irse de España? ¿se puede triunfar sin tener que ir a Silicon Valley?
    En España difícil. Aunque hay buenos emprendedores. Generalmente de fuera de Madrid. Yo soy madrileño.
    ¿Emprender es perder?:
    Emprender es no quedarte quieto cuando crees que puedes mejorar algo. Y eso siempre es ganar.
    Qué rasgo de su personalidad cree que ha sido fundamental para lograr el éxito:
    Responder preguntas en 140 caracteres no. Pero tener cariño para regalar creo que ha sido determinante.

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    febrero 12, 2013

    Influencia vs. audiencia

    En algunos casos, interesará más la influencia que la audiencia. La audiencia es un acto, la influencia es una potencia. Conseguir aparecer en un blog con poca audiencia pero mucha influencia, que es leído por pocas personas que a su vez tienen influencia y audiencia, puede compensar el esfuerzo, porque su impacto potencial es mayor que atacar un blog con mucha audiencia y poca influencia.
    Ilustrémoslo con un ejemplo simplificado. Imaginemos que tenemos un blog tipo A, muy influyente con poca audiencia; un blog tipo B, menos influyente con mucha audiencia, y un blog tipo C, con poca audiencia e influencia. El blog A tiene 50 lectores y el 80 por ciento de ellos tiene un blog tipo B. Además, el grado de influencia de A es 0,5, lo que significa que por dos lectores con blog, uno decidirá contarlo a su vez en su blog. Ahora imaginemos que el blog tipo B tiene 500 lectores, de los cuales un 10 por ciento tiene un blog tipo C y una influencia de 0,1. Y, por último, el blog tipo C tiene 50 lectores y ninguno posee blog.
    Si conseguimos aparecer en el blog A la audiencia será de 50. Además producirá un efecto cascada y 20 blogs tipo B publicarán a su vez el contenido, lo cual conseguirá sumar una audiencia de 10.000 (20 blogs B x 500 lectores/blog). Y, a su vez, se producirá un efecto en cascada y 100 blogs tipo C publicarán el contenido, impactando a una audiencia potencial de 5.000 (100 blogs C x 50 lectores/blog). El impacto total será de 15.050.
    Si trabajamos para aparecer en un blog B, con una audiencia 10 veces mayor, pero una influencia varias veces menor (por su capacidad de influir y por la influencia acumulada de su audiencia, de la cual sólo el 10 por ciento tiene blog), la audiencia que conseguiremos en primera instancia será de 500. El efecto cascada de publicación en blogs tipo C será de 250 (50 blogs x 50 lectores/blog). La audiencia sumada será de 750, veinte veces menor que en el primer ataque.

    Aunque el ejemplo es extremo y demasiado sencillo –obviando detalles insignificantes como que los blogs más influyentes pueden no ponerse al teléfono–, ilustra de forma somera por qué en ocasiones puede ser más interesante perseguir la influencia que la audiencia.

    NOTA
    Este post es un extracto de mi libro Socialholic, capítulo 13 (monetizar inversión y medir esfuerzos), pág. 354. Socialholic, editado por Gestión 2000ha cumplido un año y va por su cuarta edición.

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