Leer sobre algunos temas es sencillamente inútil. Hay cosas que solo pueden ser aprehendidas en tanto que meditadas, asumidas y sobre todo, sentidas en una parte de nuestro cuerpo a camino entre la nuca y los omoplatos. No se puede por ejemplo, comprender la poesía, ni menos aún enjuiciarla. La poesía es flujo y reflujo de sentimientos íntimos, que explotan en borbotones dentro de nosotros o surgen pausadamente, cuando hemos conseguido liberar nuestro cerebro de la fatigosa técnica de la lectura.
Leer sobre algunos temas es sencillamente inútil. Por ejemplo, Pániker. Sus misticismos por escrito, son como las recetas chinas de mi inútil libro de recetas Wok. Quedan bellas las cadenas de palabras, tan magistralmente hilvanadas como inasequibles son para el entendimiento. Convencido estoy de que Pániker los siente esos escritos, pero ahí puestos son meras ristras de erudiciones que de inaprensibles tiran a aburridas. Problema: para meditar hay que leer sobre la meditación. Imagino. Tampoco lo sé a ciencia exacta porque nunca he seguido el camino del Tao, ni ningún otro sendero rumbo al orientalismo. Pero voy a probar, conste. Echaré un vistazo al Tao Te King que por ahora he descargado con el eMule.
Supongo que por ambas razones, a saber, 1) la necesidad de una guía escrita y 2) al mismo tiempo, la imposibilidad de la mística en palabras, hace que la literatura oriental sea tradicionalmente sencilla, rayando en lo ridículo desde una perspectiva occidental (haikus y demás). Me da la sensación que esto que he escrito, ya no puede ser comprendido por nadie que no esté dispuesto a interiorizar la línea argumental expuesta (¿hay alguien ahí?).
Leer sobre algunos temas es sencillamente inútil, y no cejo, porque la inutilidad de la literatura es para mí, motivo de orgasmo.
Tuitéalo |
Menéalo |
Del.icio.us |
Facebook |
Suscríbete RSS